sábado, 29 de marzo de 2008

Ruido de cacerolas en Argentina

En Argentina, desde que los militares hibernan en los cuarteles o en sus celdas domiciliarias, el ruido de sables ha sido sustituido por el de las cacerolas. Ahora es la «gente del campo» -no los campesinos- la que sale a las carreteras poniendo el país al borde del desabastecimiento a clamar contra el excesivo gravamen de las exportaciones de soja. El gobierno peronista de la presidenta Cristina Fernández ha reaccionado con un discurso populista y arrogante. Nada ha cambiado en la conducta política argentina.
La «gente del campo», beneficiaria directa del boom sojero, interpreta que el Gobierno, para gestionar la economía del país, abusa de ella tratando de sacar del impuesto a las exportaciones lo que no obtiene de los demás sectores de una sociedad con escasa conciencia fiscal. El Gobierno, por su parte, pretende disimular esta lucha de intereses como una lucha de clases y, acomodando su espalda en las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, manda al choque a los piqueteros de Luis D'Elía y a los camioneros de Hugo Moyano. Nada ha cambiado en la conducta política argentina y una vez más las fuerzas contrademocráticas atascan la evolución del país. Antes lo hacían con ruido de sables y ahora con ruido de cacerolas.
En este contexto, los verdaderos campesinos de Santiago del Estero y El Chaco son despojados de sus pequeños campos por terratenientes y grandes consorcios, y la tierra pierde sus nutrientes debido al excesivo monocultivo de la soja. Pan para hoy, hambre para mañana.
Por ello insisto, como expuse en Historia breve de Argentina, claves de una impotencia, en la necesidad de que la sociedad argentina genere una dirigencia responsable, capaz de sacudirse los tics del caudillismo barriobajero y promover unas políticas sostenidas por la ética y el contenido democrático de las instituciones del Estado.[Imagen, primera plana de Clarín, del 29/03/2008]

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...