sábado, 17 de noviembre de 2007

Contrademocracia


El sociólogo francés Pierre Rosanvallon ha acuñado contrademocracia como nueva voz para definir la acción de vigilancia ejercida por el pueblo elector después de la emisión del voto. Esta acción de control permanente de las acciones de gobierno procede -afirma Rosanvallon- de la desconfianza que inspiran en el ciudadano los actores políticos. Pero si bien esta acción ejercida a través de manifestaciones, firmas de peticiones, ONG, etc., es en origen legítima, conlleva la tentación y el peligro del populismo y la demagogia. Un recurso irresponsable ahora empleado en algunos países por la oposición o por determinados gobernantes que tienden a vaciar de contenido las instituciones del Estado.
Rosanvallón, en una entrevista al diario La Nación de Buenos Aires, dice que este populismo «radicaliza la democracia de vigilancia y de obstaculización» y transforma la crítica en «una estigmatización compulsiva y permanente de los gobernantes hasta convertirlos en una suerte de potencia enemiga». Añade que «esa gente expresa, en forma desordenada y furiosa, el hecho de que han dejado de encontrarle sentido a las cosas y son incapaces de hallar su lugar en el mundo».
¿Es posible –me pregunto- que el Partido Popular, Herri Batasuna, Esquerra Republicana y el Episcopado sean «esa gente» que ha perdido su lugar en la España moderna y se expresa con desorden y furia para desconcierto de los ciudadanos? [Foto El País. Manifestación del PP contra la política antiterrorista del Gobierno socialista]

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...