lunes, 30 de mayo de 2011

INDIGNADOS Y APALEADOS


La policía autonómica de Cataluña, con el pretexto de proteger a las brigadas de limpieza y de evitar que la acampada de los M-15 coincidiera con los hinchas del FCBarcelona, actuaron sin contemplaciones a golpes de porra y balas de goma. ¿Puede el resto de la ciudadanía justificar o tolerar la brutal represión sin indignarse?

Nadie puede negar la naturaleza pacífica de un movimiento ciudadano surgido como reacción ante la insensibilidad de los partidos políticos, la injusticia social y los abusos del capitalismo. Pero tampoco nadie puede negar que también es natural la forma en que reacciona el «sistema» y más evidente se hace esa naturaleza violenta, cuando el gobierno es de un partido de derechas. Esto ha de hacer reflexionar a los indignados sobre los peligros de la generalización.  Si lo que M-15 no quiere es una revolución, debe reconocer que los partidos políticos son parte indispensable de la democracia y, por tanto, sería un error confundir cuales pueden ser sensibles al ideario de los indignados con los que abiertamente lo repudian. Todos los partidos políticos no son iguales, pero es bueno recordar a los menos iguales que han de actuar siempre como representantes de los ciudadanos y no como máquinas burocráticas de poder.
La brutal represión sufrida por los indignados de plaza Catalunya ha sido aplaudida por el gobierno autónomo de Madrid, que pide el inmediato desalojo de los indignados de plaza del Sol, considerando la acampada un asentamiento de chabolas. Sin embargo, hasta ahora y quien sabe hasta cuánto tiempo, el gobierno socialista aguantará la presión de la poderosa presidenta de la Comunidad de Madrid, ahora que ha sido avalada por miles de votos dignos, de quienes no aprecian motivos de indignación ante sus abusos de poder, su prepotencia, su corrupción y su manipulación a través de los medios de comunicación que controla.
No es casualidad que quienes se ofrecen como salvadores de la crisis (de la patria, diría en otros tiempos), apenas llegan al Gobierno, empiecen por recortar los presupuestos de Cultura, Educación y Sanidad y repriman violentamente a los ciudadanos que protestan. Este ejemplo de comprensión dado por la derecha moderada en Cataluña, debería hacer reflexionar a los indignados sobre el peligro en que se hallan los derechos sociales tan arduamente conquistados por la clase trabajadora y sobre el oscuro horizonte que se vislumbra si el apartidismo deja el campo libre a los indignos, tal como ha sucedido en las elecciones del 22-M.
Los indignados, movimiento que parece abogar por una restauración ética que favorezca la paz y la justicia social, debería resignar ciertos comportamientos ácratas y reconocer que sus actos son políticos y que, como tales, tienen consecuencias. Que las mismas sean positivas depende de la claridad de sus objetivos. La indignación no es una fiesta popular. Es lucha, resistencia contra el mal. Y el mal siempre da palos. Se puede ser apartidista, pero no apolítico. De nada sirve el buenismo sin una toma de posición política activa. Y, aparte de otras, la forma más elevada de la acción ciudadana en democracia es el voto. No la abstención, ni el voto en blanco o nulo. Estas son formas de escabullir el bulto. Tirar la piedra y esconder la mano.

lunes, 23 de mayo de 2011

¡¡DECEPCIÓN!!


Con tanta indignación en la calle, con tanta algara juvenil y spanish revolution contra los banqueros, los políticos corruptos, desleales, xenófobos, homófobos, mentirosos y cavernícolas, resulta que el pueblo español en legítimo ejercicio de su voto les da la victoria a éstos. A quienes mejor encarnan los intereses del sistema. Ahora tienen el aplauso de la mayoría  ¿También el de los jóvenes indignados? 
Además de Valencia, Castellón y Madrid, otras comunidades y capitales han sido convertidas en feudos de la derecha troglodita por la mayoría de ciudadanos, acaso como premio por la eficaz gestión que sus gobiernos han hecho de la corrupción a gran escala, de la política que contribuyó sobremanera a la crisis que ahora pagamos todos y del infame uso del terrorismo. ¡Qué estulticia!  ¡Qué decepción! ¡Qué asco! Me pregunto si los españoles creen realmente que este es el camino para recuperar la democracia secuestrada por el mercado y el poder económico; si es esta la vía para salvar el Estado social y devolver la ética a  la vida pública.  Y, como si tamaño despropósito fuera poco, hay que aceptar democráticamente el resultado. La náusea. La náusea.

viernes, 20 de mayo de 2011

CIUDADANOS INDIGNADOS

El Movimiento 15-M ha entrado en la campaña electoral como un elefante en un bazar. Su soporte y cohesión es la indignación ante la crisis económica, el anquilosamiento de los partidos políticos y de los sindicatos, y un profundo sentimiento de injusticia que los (nos) hace ver como forzados deudores de los platos rotos.

Si bien muchos analistas afirman que la, para el sistema, sorprendente movilización ciudadana comenzó con la rebelión de Islandia o se inspiró en el popular panfleto ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, lo cierto es que el origen de esta toma de conciencia y cambio de actitud de los jóvenes -principales víctimas del desempleo y la carencia de un horizonte vital- está en el hogar. Está en esos padres que, mientras pudieron, hospedaron y financiaron a sus hijos, incluso con sus volátiles parejas, en sus casas y en sus mesas. Pero ahora, gran parte de esa generación bien preparada, a la que también parece haberse sumado los llamados nini [ni estudia ni trabaja], ha salido por fin a la calle con un ideario claro, que deja atrás su pasotismo y trasciende la cómoda ideología pequeño burguesa de sofá y playstation o la amable aceptación del «mileurismo».
De pronto gran parte de la población ahora se entera de que sus jóvenes también pensaban y de que cuando sus padres han empezado a perder sus casas y sus salarios no alcanzan para alimentarlos; mientras la corrupción no hace mella en la caras de los candidatos que han de votar -se calcula que los sobornos han provocado un agujero de 1.700 millones de dólares en las arcas públicas-; mientras el Gobierno carece de fuerzas para mantener las políticas sociales o soportar la presión de los grupos de poder económico-financiero; mientras los culpables de las políticas ultraliberales que están en el origen de esta crisis y sus guerras -banqueros, especuladores, políticos corruptos, etc.- se jactan de sus sueldos y ganancias, estos jóvenes se despiertan de su sueño anodino y salen a la calle a cambiar el mundo.
Pues sí, los jóvenes cómodos pensaban y ahora, quizás con algún retraso, están allí exigiendo  democracia real y la preservación del estado social. Un estado amenazado por el poder económico y financiero que ha elevado a los altares al mercado y ha puesto en peligro los grandes logros del estado de bienestar y los cimientos mismos de la civilización.
Cabe esperar que el Movimiento 15-M no sea un brote de primavera y que, no sólo haga sentir su peso en las urnas, sino que tenga el aliento suficiente como para obligar a la izquierda -partidos y sindicatos- a volver a su activismo transformador (¿revolucionario?) de la sociedad y advertir a la derecha cavernaria de que ya no le será tan fácil campear en la corrupción y sus políticas antisociales.

martes, 17 de mayo de 2011

EL SEXO CORROMPE A LOS ÁNGELES


El beato Juan Pablo II camino de la santidad
El Vaticano espera que el papa Juan Pablo II haga un segundo milagro para convertirlo en santo. Nunca antes en la historia, la Iglesia católica había tenido tanta prisa en completar el proceso de santificación y menos con un personaje tan controvertido como lo fue el polaco Wojtyla.

Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la causa de los santos, ha declarado que a sus oficinas llegan  de todo el mundo noticias diarias de nuevos milagros de Karol Wojtyla, que los teólogos investigan para santificarlo cuanto antes. Cuestionar la naturaleza de estos milagros, el proceso de santificación y cualesquiera otras actuaciones de una creencia religiosa, en este caso la del cristianismo católico, no parece procedente. Toda creencia en un ser superior es una cuestión de fe y como tal respetable porque la fe en ese ser alivia  al creyente de la angustia que provoca la idea de la muerte. 
Sin embargo, en una sociedad laica, tanto creyentes de cualquier confesión como profanos, pueden y deben cuestionar las actuaciones de los distintos aparatos religiosos que conllevan una desvirtuación flagrante de los valores éticos que han de regir en bien de la convivencia y el respeto mutuo que se deben las personas. Desde este punto de vista, la beatificación del Juan Pablo II constituye una desvergonzada falta de respeto a los ciudadanos en general y a los cristianos en particular. 
La beatificación de Juan Pablo II, quien no reúne las condiciones exigibles a un santo, forma parte de la lucha por el control del poder entre distintas corrientes de la Iglesia católica. Esto explicaría que se eleve a los cielos a un hombre que, en el desempeño de su pontificado, se alió con la mafia italiana -relaciones del IOR, el banco vaticano, con la Cosa Nostra- para financiar su particular lucha contra el comunismo, y se valiera para este mismo fin de organizaciones fundamentalistas católicas - Opus Dei, Comunión y Liberación y Legionarios de Cristo-, y dictadores sanguinarios, como Pinochet, Videla, etc.. Esto explicaría que se eleve a los cielos a quien protegió y distinguió con su amistad -Marcial Maciel- a cientos de curas pederastas que carcomían la integridad moral y la salud sicológica de cientos de jóvenes creyentes. Muchos pueden decir que el sexo y el dinero habían corrompidos a unos pocos ángeles del Señor. Sin embargo, no basta el arrepentimiento ni el perdón para resarcir el daño causado en el espíritu del creyente sincero, ese que necesita de la fe para afrontar su angustia existencial. La responsabilidad de todas las religiones es constituirse en faros espirituales y éticos incorruptibles, porque de ellas depende la felicidad de gran parte del género humano.

lunes, 9 de mayo de 2011

NO HAY ADIÓS PARA SEVE

Con Seve en su casa de Pedreña

Ha muerto Severiano Ballesteros, Seve, considerado el mejor golfista europeo de todos los tiempos. Una gloria. Sin embargo, las muestras de sincero pesar que se han visto entre sus colegas a través de la televisión, tanto en España como en el resto del mundo, hablan de alguien de una gran estatura moral.

Conocí [excepcionalmente escribiré en primera persona] a Severiano Ballesteros hace algunos años por razones profesionales y de modo casi inmediato establecimos una comunicación directa y franca. Hablamos, por supuesto de golf -tema del que soy profano-, pero también de las montañas, del mar y la llanura. Poco a poco, aquella figura icónica del deporte mundial, parco de palabras y seco de gestos, se fue abriendo revelándome una persona sencilla y dueña de una sabiduría natural que le permitía radiografiar a su interlocutor más allá de los reflejos de las luces o de las palabras.
Durante los muchos días que compartimos en su casa, situada en un altozano de Pedreña que domina la bahía de Santander, entreví el alma y los sentimientos de este hombre. Supe de su familia -conocí especialmente a su hermano Baldomero y a su sobrino Iván-, de las enseñanzas de su padre, de la bondad de su madre, en cuya casa me alojó; supe de sus necesidades y sueños infantiles, de sus tareas campesinas junto a sus hermanos; supe del despertar de su pasión por el golf, que aprendió a jugar con una vara en la playa o en el campo del club las noches de luna llena, y del orgullo de haberse construido su casa en el punto más alto de Pedreña, donde su vista podía navegar a gusto por la bahía de Santander. Pero,  por la luz de sus ojos, su sonrisa y el tono, cada vez menos seco, de su voz, supe, sobre todo, que muchas de las cosas de las que hablamos por esos días nunca las había contado y, quizás, nunca se las contó a otro. Esta muestra de confianza fue y es para mí un regalo enriquecedor que valoro con enorme gratitud.
Como ya se sabe, su triunfo fue producto del empeño, de la voluntad de superación y de ese modo de ser que le permitió seducir a los demás, empezando por sus devotos hermanos -Baldomero y Manuel- para que creyesen ciegamente en su talento. Fue así como su originalidad acabó imponiéndose sobre la ortodoxia de un juego hasta entonces elitista y también sobre los prejuicios sociales. Fue así como Severiano Ballesteros fue forjando su figura pública, cultivando su leyenda más allá del golf, sin olvidar quiénes eran de verdad los suyos. Para un hombre así, capaz, como lo fue Seve, de dejar una herencia humana tan grande, no hay adiós posible.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LA NÁUSEA

Júbilo popular en EE.UU. por la muerte del terrorista Osama Bin Laden
La crisis económico-financiera mundial no tiene su origen tanto en factores inherentes a la mecánica económica como a otros atribuibles a la degradación de los valores éticos que sustentan toda civilización. Basta con observar el comportamiento de cierto vecino, de algún compañero de trabajo o de ciertos entrenadores o clubes de fútbol para constatar que algo grave está sucediendo en el mundo y que amenaza la continuidad de la vida.

El alemán Alfred Weber sostenía que, en las sociedades tradicionales, la conducta ética de los individuos era determinante para el progreso científico y tecnológico y, consecuentemente, para el bienestar general. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el existencialismo filosófico ofreció un, digámoslo así, método para explicar la incomodidad que muchos sentían ante la confrontación ideológica de la posguerra y los nuevos hábitos y costumbres que se iban generando. Albert Camus expresó magníficamente ese malestar en El extranjero, pero fue Jean-Paul Sartre quién desde el título de su novela lo definiría con precisión: La náusea.
El síntoma de la náusea -orgánico y existencial- trastorna la vida de cada uno y lo extraña de un mundo trasegado por la consagración de la violencia, la corrupción, la injusticia social, la manipulación, el terror, la mentira y la venganza como sistema. En los últimos días asistimos con perplejidad al anuncio de la muerte de un terrorista y a los festejos populares, a la insidia de una presidenta autonómica española sobre la autoría de la matanza del 11-M en Madrid, a la santificación de un papa que cobijó a pederastas y se alió a la mafia para combatir el comunismo, a los escandalosos sueldos de los directivos de los bancos y así hasta conformar un extenso memorial de agravios contra la paz, la verdad y la convivencia entre las personas. 
Si Occidente ha desarrollado el concepto de derechos humanos ¿pueden sus líderes decir que se ha hecho justicia matando a un terrorista en lugar de apresarlo -como parece que se pudo hacer- y juzgarlo para ejemplificar la bondad del sistema y el respeto a la condición humana? ¿Se puede justificar la «técnica de interrogatorio mejorada», como llaman a un método de tortura, para alcanzar la justicia? ¿Pueden los corruptos hacer de la mentira una verdad para sus propios fines? Del mismo modo que Joseph Conrad hacía decir a su protagonista de En el corazón de las tinieblas, ¡el horror, el horror!, muchos ahora podríamos repetir asqueados, ¡la náusea, la náusea!

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...