jueves, 24 de julio de 2008

Las pretensiones del lector

Es frecuente oír a muchos lectores que las novelas, los relatos o los poemas deben ser escritos para que ellos los entiendan. También no pocos escritores dicen escribir pensando en el lector, pues de éste depende su éxito.
En la relación entre el escritor y el lector existe sin duda una confusión que afecta a la naturaleza de la obra y que está fundada en factores económicos que definen tendencias y modas literarias para generar un consumidor de libros antes que un lector.
El lector-consumidor, cuyos gustos y preferencias estéticos son influidos poderosamente por las políticas comerciales de la industria editorial, llega a convencerse de que está en su derecho como cliente de exigir que se escriban libros entretenidos con historias que él entienda. Productos que desde hace años vengo catalogando con la etiqueta fast book.
Esta exigencia del lector-consumidor es lícita mientras se mantiene en los márgenes de novelas, relatos y hasta libros de poemas que podrían ser escritos con plantillas y que carecen de pretención artística alguna. Sin embargo, el escritor que asume su trabajo de creación movido por una vocación superior escribe –debe hacerlo- ignorando instrucciones editoriales y gustos de lectores, porque su obra es –ha de ser- el resultado de una exploración honesta de la realidad del mundo y del alma humana sustentada en el ejercicio de su libertad.
Es obvio que se escribe para comunicar, pero la comprensión de una obra artística genuina no debe resultar de una concesión al público lector, sino del grado de conocimientos -experiencia, cultura, sensibilidad- del lector ante ella. Si bien esta obra ha de ser trasunto del espíritu de la época en que ha sido concebida, su contenido está dirigido a una masa anónima de lectores contemporáneos y también futuros. El artista no escribe para entretener o agradar al lector, a menos que su vanidad lo pierda, sino para revelar ese fragmento de verdad que cree haber entrevisto y que considera necesario transmitir más allá de su propio lugar y de su propio tiempo. Más allá de su yo.
Los códigos necesarios para leer e interpretar esta obra no son secretos ni tampoco han de ser perecederos. Ningún artista concibe una obra hermética por capricho, sino determinado por el misterio de su visión. Por fidelidad al relato de esta visión, el escritor, que no puede conceder a nadie coartadas que lo desvirtúen, apela a fórmulas no venales de expresión y al carácter sincrónico de la lengua. Por esto el lector, de cualquier época o lugar, está obligado para descifrar la obra a tener conocimientos y sensibilidad suficientes para pensar en libertad y para identificarse con la experiencia creadora del artista. Hemos de pensar que la obra artística no es la espuma de las olas, ni tampoco las olas, sino el mar que provoca ambas.

LA CARA DEL GENOCIDA

Este es Luciano Benjamín Menéndez, ex comandante en jefe del Tercer cuerpo del Ejército argentino, asentado en Córdoba. Desde antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976 que inauguró la sangrienta dictadura militar en el país, Menéndez ya había iniciado su atroz carrera represiva persiguiendo, robando, torturando y asesinando a centenares de personas sospechosas de izquierdismo. Seguramente, aunque no tenga en Europa su tirón mediático, compite con Radovan Karadzic en ferocidad y comparte con éste su condición de genocida, que a él no se le aplica jurídicamente por un «tecnicismo» lingüístico.
En una sentencia histórica, el Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba lo ha condenado a cadena perpetua y enviado a la cárcel común de Bouwer por el secuestro, tortura y asesinato en 1976 de Humberto Brandalisis, Hilda Flora Palacios, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, los cuatro militantes del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores). Junto a él, también han sido sentenciados a perpetuidad otros dos cómplices en su actuación criminal, mientras que cuatro lo fueron a veintidós años de prisión.
La rendición de cuentas a la Justicia argentina no acaba aquí para Menéndez, pues deberá afrontar otro juicio por violaciones de los derechos humanos en Tucumán, junto al ex gobernador de esta provincia, Domingo Bussi. Ambos están acusados de la «desaparición» del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse.
No sin dificultades, Argentina barre la basura de su casa. Sin embargo, aún falta dar el paso decisivo por el que todos los genocidas que asolaron y denigraron el país sean degradados con deshonor de las Fuerzas Armadas y confiscados sus bienes, en gran parte producto del latrocinio. Si bien la justicia encuentra sus límites, cuando el crimen cometido sobrepasa la naturaleza humana, los jueces han de procurar no sólo ser implacables con los criminales, sino dar respuestas contundentes en su simbolismo y eficaces en su intensión reparadora. Las víctimas supervivientes, incluidos los miles de desterrados, y la sociedad en general lo necesitan. [Foto: Luciano Benjamín Menéndez, EFE]

Still water to rain


Cuando el homínido se convirtió en hombre levantándose sobre sus extremidades inferiores lo que vio no fue un horizonte despejado, sino una línea difusa y lejana. El trazo de un escenario atravesado de relámpagos que antecedían ese sordo tronar que hacía temblar la tierra.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y aún queda agua para la lluvia, esa metáfora que algunos jóvenes que se asoman al siglo XXI utilizan para no nombrar la esperanza. Pero a la que llaman enmascarándola con fiero pesimismo y voces broncas y oscuras desde que, con porras y guerras, perdieran la ingenuidad hippy y se cayeran de sus Harley Davison dándose con los dientes en el asfalto.
En ese continuum del que formaron parte Yardbirds, Led Zeppelin, AC/DC, Deep Purlple y Barón rojo, la mítica banda hispana de finales de los ochenta, ahora se enganchan grupos como Still water to rain, para descorrer la equívoca dulzura de las baladas y recorrer, retorciendo hasta la estridencia las cuerdas de sus guitarras y de sus gargantas y golpeando impiadosos los drums, la negra autopista al infierno.
Quizás esta sea la música más cruda para abrir los ojos al abismo, la que retrata con fidelidad la realidad de estos tiempos, porque la vida es, como Shakespeare puso en boca de Macbeth, «un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa».

viernes, 18 de julio de 2008

CAPITALISMO, CRISIS Y RESCATES


La crisis que afecta a la globalizada economía capitalista tiene múltiples y complejas causas derivadas de las pretensiones hegemónicas de los grupos económicos en el mercado mundial y de la voracidad especulativa de los agentes financieros, entre otros motores. Las acciones de estos sectores, que desestabilizan las políticas económicas nacionales y acrecientan las desigualdades entre países pobres y ricos, se hacen efectivas en diferentes frentes y escenarios. La lucha contra el terrorismo y la guerra de Iraq, por ejemplo, son parte de una estrategia político-económica neoliberal diseñada por los grupos de poder ultraconservadores capitalistas, para hacerse con el control absoluto de los recursos naturales del planeta.

La dinámica generada por estas acciones ha alcanzado a todos los estamentos de la actividad mercantil creando situaciones ficticias como las que han dado lugar a las llamadas burbujas -bursátil, comunicacional, hipotecaria, inmobiliaria, etc.- Antes de explotar estas burbujas habían generado ingentes beneficios a sus patrocinadores, que de ningún modo fueron compartidos con los asalariados. En aquellos momentos, los profetas del neoliberalismo abogaban por la plena libertad de mercado y el papel del Estado como mero gestor de leyes favorables a su cometido empresarial. Por esto resulta chocante que ahora pidan que los Gobiernos los rescaten de sus «pérdidas» y saneen sus compañías, mientras millones de víctimas de sus actividades predatorias se ven en el desempleo, imposibilitadas de pagar sus hipotecas u obligadas a emigrar de sus países para sobrevivir. ¿Quién acude al rescate de estas personas? Como siempre, quienes pagarán las facturas de las guerras y los costos de la especulación, llámese ésta financiera o petrolífera, serán los trabajadores, cuyas organizaciones aún no se han enterado de que el papa Wojtyla liquidó el limbo dejando en el paro a su plantilla de ángeles y sin servicio celestial a infinidad de almas inocentes. [Imagen: Billete de 50 millones de dólar de Zimbabwe]

jueves, 10 de julio de 2008

Compartir la lectura


Leer, como escribir, es un acto de creación; una forma de comunicación que ensancha el horizonte cultural y espiritual de las personas. Leer es un diálogo entre el autor y el lector cuya intimidad es trascendida cuando se produce en voz alta o cuando buscamos compartir esa experencia relatando de algún modo las emociones que provoca tal o cual libro. Con este propósito, con el de compartir con otros ciudadanos mis lecturas o relecturas, hace unos meses abrí a modo de sección de este Cuaderno de notas de A.T., otro blog al que titulé Mi [re] lectura de la semana.
Aquí sólo están los libros que me han gustado -que me gustan- y que reseño aunque su lectura se haya producido hace ya mucho tiempo. Quiero decir, cuando me acerco a la biblioteca y ¿al azar? abro alguno de ellos y me vuelve a atrapar una frase, una o más páginas que reproducen en mí el placer de otrora, como quien descubre que aún siguen vibrando en el aire, ajenas al tiempo, las notas de una melodía esencial. Por esto os invito a visitar MI [RE] LECTURA DE LA SEMANA, cuyo enlace y carátulas destaco en la parte superior de la columna de la derecha. [Foto. Vista parcial de mi biblioteca]

domingo, 6 de julio de 2008

El sexo de la lengua


Ferdinand de Saussure, el padre de la lingüística moderna, sostenía en su famoso curso que la estructura de la lengua es estática (sincrónica) y dinámica (diacrónica) al mismo tiempo. Con ello quería significar que una parte permanece como el fundamento cultural de su sistema (la lengua propiamente dicha), y otra que se mueve y se modifica progresivamente (el habla, que es el uso que se hace del sistema).
Sin entrar en detalles, está claro que el hablante de hoy no lo hace del mismo modo que el de hace, por ejemplo, un lustro, y muchos menos que el de hace uno, dos o diez siglos. Sin embargo, no se puede decir que uno y otro no hablen el mismo idioma.
Las modificaciones que se producen en la superficie de la lengua son diversas y numerosas y constituyen una respuesta a las exigencias de la realidades social, tecnológica, científica, etc., y a las influencias interlingüísticas. El alcance de estos factores es el que determina que las nuevas voces se consoliden o no en el cuerpo histórico de la lengua. Se trata de un proceso natural, que no responde a caprichos o veleidades de grupos o movimientos.
En los años ochenta, cuando el mundo era gobernado por un triunvirato ultraconservador -Wojtyla, Thatcher, Reagan-, se trató de imponer a la lengua una «corrección política», para atenuar u ocultar con un habla impostado los excesos de su política. La misma actitud tienen ahora algunos grupos de supuesta progresía que pretenden imponer un habla impostado para «modificar» la realidad en consonancia con sus aspiraciones.
A unos y a otros la lengua responde con su propia realidad y su propio ritmo. Ella los asumirá sin imperativos. Cuando, en el seno de la comunidad de hablantes, los cambios se produzcan efectivamente Tampoco hay que olvidar que la lengua evoluciona hacia la síntesis y que es implacable con las torpezas retóricas, políticas o ideológicas. [Imagen: Signos cuneiformes sumerios, algunos de los cuales están en el origen de ciertas letras de nuestro alfabeto, como el de «mujer» que evolucionó, a través del fenicio «beth=casa», hacia la «b».

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...