jueves, 24 de julio de 2008

Still water to rain


Cuando el homínido se convirtió en hombre levantándose sobre sus extremidades inferiores lo que vio no fue un horizonte despejado, sino una línea difusa y lejana. El trazo de un escenario atravesado de relámpagos que antecedían ese sordo tronar que hacía temblar la tierra.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y aún queda agua para la lluvia, esa metáfora que algunos jóvenes que se asoman al siglo XXI utilizan para no nombrar la esperanza. Pero a la que llaman enmascarándola con fiero pesimismo y voces broncas y oscuras desde que, con porras y guerras, perdieran la ingenuidad hippy y se cayeran de sus Harley Davison dándose con los dientes en el asfalto.
En ese continuum del que formaron parte Yardbirds, Led Zeppelin, AC/DC, Deep Purlple y Barón rojo, la mítica banda hispana de finales de los ochenta, ahora se enganchan grupos como Still water to rain, para descorrer la equívoca dulzura de las baladas y recorrer, retorciendo hasta la estridencia las cuerdas de sus guitarras y de sus gargantas y golpeando impiadosos los drums, la negra autopista al infierno.
Quizás esta sea la música más cruda para abrir los ojos al abismo, la que retrata con fidelidad la realidad de estos tiempos, porque la vida es, como Shakespeare puso en boca de Macbeth, «un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa».

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...