La jerarquía de la Iglesia católica da, con el apoyo del Benedicto XVI, un ejemplo al mundo. Miles de personas se concentran en Madrid para «defender» la familia y denostar al gobierno democrático español. Kafka escribió un breve cuento que con certeza describe una grey semejante y que tituló Comunidad de infames, que no es de «infames, sino de personas normales»
Con los recursos propios de los contrademócratas, la reaccionaria jerarquía eclesiástica española, muy connivente con el Partido Popular, trata de ganar la calle y a golpe de pancartas y descalificaciones se autoproclama arquetipo de la moral y las buenas costumbres, y defensora de la familia amenazada por los valores cívicos de la sociedad laica.
Ejemplos de esta sincera defensa son los casos de los curas que explotan a sus trabajadores, los cómplices de dictadores y torturadores y los pederastas. A estos últimos, incluso, un tal Álvarez, obispón de Tenerife, les defiende diciendo que la homosexualidad es un vicio y que muchos niños llegan hasta insinuarse provocándoles y animándoles a caer en la tentación.
El crédito que han dado a la acción pastoral de la Iglesia religiosos como los padres Casaldáliga, Romero, Boff, Angelelli, entre otros muchos afines a la teología de la liberación y la solidaridad con los pobres, lo pierden los obispones de España y los mitrados del Vaticano con su visión retrógrada de la vida y de la libertad. [Foto EFE]