jueves, 26 de noviembre de 2009

LA CONJURA DE LOS NECIOS (I)

Como intuyó el malogrado Kennedy O'Toole, parecería que la sociedad y nuestras vidas son fruto de una conjura de necios. El discurso ético que debería orientar a los ciudadanos es corrompido por agentes de la estupidez, la soberbia y la ignorancia barriobajera o el lirismo de bar aupados al gran púlpito. Todos ellos forman parte de esa banda cuya función es neutralizar los mecanismos de la imaginación y vaciar los cerebros de todo pensamiento más o menos racional. Unos, infradotados para la tarea que los necios les han encomendados, piden «que la chupen», y otros, canallas de profesión, se jactan de no vivir de los derechos de autor y abogan por una cultura «popular gratuita» con el aplauso de eso que ellos llaman «pueblo». Pero éste no es -o al menos no lo es en su totalidad- la masa malipulable e ignorante utilizada como arma arrojadiza por el poder, sino el conjunto de los grupos sociales que trabajan y piensan por el progreso y el bienestar de la comunidad.
En este estado de cosas, se observa, entre otras graves falencias, el deterioro de la cultura como acervo de conocimiento en favor del producto y, dentro de este contexto, la consideración del escritor y del traductor como trabajador de tercera clase. Es decir, los únicos para quienes se impone la falacia de la gratuidad de la cultura, mientras grandes empresas controlan el gran negocio editorial. Tampoco los gobiernos son ajenos al menoscabo de los artistas, poetas, escritores, traductores. Según informa CEDRO, este año repartirá menos de 500.000 euros entre casi 22.000 escritores y traductores por la recaudación en las bibliotecas por el préstamo de libros correspondientes a los años 2007 y 2008. Sólo el Ministerio de Cultura, el gobierno de Navarra y de las comunidades autónomas de Madrid, Murcia y Aragón han pagado unas sumas exiguas. ¿Es este el modo como la moderna España de las autonomías respeta a sus creadores? La respuesta, vergonzosa, es sí, porque el discurso de los necios desde el púlpito y las instituciones ha calado en la masa social, que exige cultura gratuita porque es un derecho y olvida que también lo es la vivienda y, sin embargo, no ha dudado en pedir una hipoteca para alimentar el boom y la corrupción inmobiliarias.

viernes, 13 de noviembre de 2009

LOS BANCOS, LAS CAJAS Y SUS ABUSOS

Si Marx (Groucho) levantara la cabeza comprobaría que el galimatías de su célebre contrato ya no es una de sus bromas disparatadas. Los contratos de bancos y cajas han perfeccionado su invento para abusar de un modo más eficaz de sus clientes e impositores. Aparte de las condiciones draconianas que imponen en todas las operaciones, especialmente con los clientes de recursos menores, cobrando comisiones abusivas hasta para cobrar un cheque o tener una cuenta corriente, ahora han llegado al extremo de aprovecharse de la crisis para engrosar sus ¿alicaídas? arcas.
Muchas son las personas que, por ejemplo, no obstante el descenso de los intereses en las hipotecas no ven reflejadas en sus cuotas la pertinente reducción. Son varias las explicaciones que tanto bancos como cajas dan para justificar el mantenimiento de los altos tipos de interés, sin que el cliente -en general ignorante en la materia- pueda contra argumentar. Los bancos, o las cajas que se comportan como bancos, rizan el rizo mostrando una "gran comprensión" por la situación de sus clientes y les ofrecen alternativas aparentemente beneficiosas, pero que acaban siendo una verdadera estafa. Un tocomocho bien empaquetado, que suele quedar expuesto cuando se cancela la hipoteca o el mencionado "producto".
Los abusos han llegado a tal punto, que se hace necesario que el Estado vuelva a disponer de la banca que "perdió" durante la fiebre privatizadora o se planteara un paquete de leyes que garantizara los intereses de los clientes y obligara a la banca privada a una conducta más clara y ética con sus clientes.

viernes, 30 de octubre de 2009

PODER TRANSFORMADOR DE LA INMIGRACIÓN

Las causas que provocan los movimientos migratorios son diversas, pero al final se reducen a una: la lucha por la supervivencia. Desde hace algunas décadas, las corrientes migratorias desde África, Asia y América Latina hacia Europa no sólo han mantenido su constancia sino que han aumentado radicalmente su caudal humano. Para algunos países huéspedes, entre ellos España, el fenómeno es novedoso y ciertos sectores de la población sienten la presencia del inmigrado como una agresión desencadenante de no pocos males sociales. Este sentimiento en realidad oculta el profundo temor de que esas masas invasoras corrompan su cultura, sus tradiciones e incluso sus esencias nacionales detrás de las cuales se atrincheran algunos grupos. Pero el proceso es irreversible y nada impedirá la acción transformadora de la inmigración.
Una primera mirada al paisaje urbano ya revela al observador las manifestaciones más evidentes de las transformaciones que se están produciendo. En la superficie se aprecian junto a los cambios fisonómicos de la población cambios en los hábitos y en los ritmos que afectan a las relaciones personales, a las expresiones culturales y las modalidades laborales. Así, por ejemplo, miles de latinoamericanos, sorprendidos por la crisis económica lejos de su hábitat natural, van organizándose para sobrevivirla creando alternativas de trabajo, ya sea como transportistas, pintores, albañiles, etc. y personas de compañía para ancianos, a quienes tratan con esa ternura nacida de su tradicional veneración y respeto a los mayores. Quiero decir que, en este proceso transformador en el que intervienen la aculturación, las dificultades administrativas, la precariedad laboral y el rechazo no siempre velado de los nativos, los inmigrados no sólo aportan a la Seguridad Social, contribuyendo así al sistema jubilatorio del país, sino también valores intangibles vinculados a la imaginación, al espíritu y a formas de relacionarse con los demás aún no alteradas por los hábitos y ritmos de la sociedad industrial ni el patrón oro. Son estos valores humanos lo que acaban prevaleciendo en el tejido social y no aquellos hábitos que pertenecen al ámbito de la marginación y del delito.
Foto: Diario El Público.

martes, 13 de octubre de 2009

EL SECRETO DE SUS OJOS

Benjamín Espósito, un recién jubilado del Juzgado de lo Penal, inicia la escritura de una novela sobre un caso resuelto, pero pendiente de justicia, para saber «cómo se hace para llenar una vida de vacío». El ejercicio de la escritura y de la memoria le harán volver su mirada al pasado y le descubrirá que el amor y la verdad siguen caminos paralelos. «Las miradas hablan», le dice en un momento el protagonista a la mujer para quien en cierto modo, acaso sin darse cuenta, escribe la novela y enseguida añade «aunque a veces digan boludeces», como queriendo restar dramatismo a una frase que ya viene cargada por las miradas de ambos. Juan José Campanella, el director de El secreto de sus ojos, involucra no sólo a los actores en un juego permanente y complejo de miradas que hablan, sino también a los espectadores que las comprenden y las sienten mucho antes de que les lleguen las palabras de un diálogo que filtra a través del humor y la ironía la angustia o el dolor del día a día.
Ricardo Darín y Soledad Villamil componen con sencilla naturalidad dos personajes, cuya callada tensión amorosa se revela el eje de la búsqueda de una verdad que los compromete y trasciende. Junto a ellos, y con el mismo nivel de calidad interpretativa, Pablo Rago, Javier Godino y, sobre todo, Guillermo Francella. Pocas películas argentinas han tratado con la hondura que lo hace El secreto de sus ojos los comportamientos de una sociedad que se preparaba para entrar en uno de los períodos más negros de su historia. «Un hombre puede cambiar y ser muchas cosas», dice Sandoval (Guillermo Francella), «pero no su pasión». Y al hilo de esta frase los hinchas/forofos de Rácing de Avellaneda animan a su equipo al son de la marcha peronista, reflejo de la pasión que los ciega y embrutece, pero también es la pasión la que mueve a los protagonistas a descubrir que es el conocimiento de la verdad lo que ilumina la justicia y, no sin sacrificios y pérdidas, también sus vidas.
Desde el punto de vista conceptual, El secreto de sus ojos es, a partir de la decisión de un hombre que decide sobreponerse a la náusea y el vacío existenciales, una magnifica reflexión sobre las pasiones humanas, y desde el punto de vista cinematográfico, una obra maestra.

jueves, 1 de octubre de 2009

EL TANGO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Argentinos y uruguayos podemos sentirnos especialmente felices. La UNESCO ha declarado el tango Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad. También los españoles, porque el Comité Intergubernamental reunido en Abu Dabi (Emiratos Árabes) también ha dado la misma categoría a las creaciones culturales españolas del «silbo gomero» -isla de la Gomera, Canarias), Tribunal de las Aguas de Valencia y Consejo de Hombres Buenos de Murcia.
Argentina y Uruguay, que tienen un rico y diverso folclore particular, comparten el tango en el ámbito del Río de la Plata, como fruto de unas comunes vivencias en las que se funden, a partir del siglo XIX, las tradiciones africanas y las europeas en un marco determinado por un proceso inmigratorio que impulsó un vertiginoso crecimiento de las capitales rioplatenses -Montevideo y Buenos Aires- perfilando sus originales paisajes humanos. Para el Comité, «el tango es la expresión más profunda y vibrante del Río de la Plata», por cuya «fuerza conquistó trascendencia universal».
También conviene apuntar que el tango -canción y danza- nacido en los suburbios conquistó el corazón de las ciudades en la medida que las masas populares fueron ganando espacio en la vida política y fueron protagonistas del proceso democratizador que vivieron Argentina y Uruguay en las primeras décadas del siglo XX. En mi Cuaderno de notas de Manuel T. encontré este apunte sobre su naturaleza:
«El tango es premura, tensa espera del clandestino abrazo; giro redondo, paso cortado del hombre que desea y compadrea con sus íntimas artes. El tango es música que viborea entre las piernas del macho y de la hembra, mientras los rostros buscan ensimismados el propio goce. En el tango no hay amor, sólo roce; caricia procaz del que paga y espera».

miércoles, 23 de septiembre de 2009

LA AUTORIDAD DEL MAESTRO

Poco antes de ser guillotinada, durante los días de terror de la Revolución francesa, Madame Roland exclamó «¡Libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!». Parafraseando estas palabras bien podría decir «¡Democracia, cuántos abusos se hacen en tu nombre!».
La crecimiento de las urbes en combinación con los avances científico tecnológico ha traído aparejado un radical cambio en los hábitos y costumbres sociales que las sociedades democráticas han procurado asimilar bajo el paradigma de la igualdad ciudadana y las libertades individuales y colectivas. En este proceso, que ha afectado a la estructura familiar, durante mucho tiempo se mantuvo un cierto equilibrio entre la tutela paternal y la estatal en relación a la educación de los hijos. Equilibrio donde la autoridad parental se proyectaba como referencia principal de las pautas de conducta del educando y la estatal, ejercida a través del maestro, lo hacía como factor de instrucción particular y a la vez de educación social. Tanto padres como maestros eran conscientes de que el éxito en la formación y educación ciudadana del niño dependía de ese equilibrio y que éste se sustentaba en el reconocimiento y respeto mutuos.
El debilitamiento de la autoridad de padres y maestros debido a múltiples factores, al que no es ajeno un inconsciente sentimiento de culpabilidad o de ansiedad paternal por recobrar la ascendencia sobre sus hijos, y una errónea concepción de la democratización del trato y las relaciones sociales ha dado lugar a la vulgarización del ámbito escolar y a la falta de respeto tanto a padres como a maestros por parte de los alumnos, al apoyo acrítico a sus hijos de padres que, impotentes para educarlos, se niegan a reconocer la tutela de los maestros, y, consecuentemente, a la vulnerabilidad de éstos.
Ahora se pretende sancionar una ley con el objetivo de restaurar la autoridad del maestro frente a los abusos y agresiones de alumnos y padres. Sin embargo, la autoridad del maestro no emana de las leyes, sino de ese contrato tácito que se establece con los padres del educando a partir del mismo momento en que éstos deciden enviar sus hijos a una escuela. Por lo tanto, antes que una ley se hace necesario que tanto padres como maestros reflexionen sobre sus respectivos roles y que toda autoridad surge del respeto entre las personas. Es erróneo pensar que un maestro es igual a sus discípulos, pues si así fuera éstos no tendrían necesidad de él. De modo que la autoridad del maestro se basa en el respeto que merece su condición y su saber, lo que hace que el trato entre uno y otros dentro de los centros escolares esté sujeto a un protocolo de actuación y comportamiento orientado a la formación de ciudadanos educados en los valores éticos de la democracia.
Imagen: El maestro de escuela, René Magritte

jueves, 17 de septiembre de 2009

FOLKLORE INDEPENDENTISTA EN CATALUÑA

Ante el pintoresco referéndum de Arenys de Munt (Cataluña) convengo en que no hay que rasgarse las vestiduras por su celebración, porque está más que claro que es una jugarreta para presionar a los jueces del Constitucional por la cuestión del Estatuto. Mucha gente no ha visto esta intención, porque se ha actuado políticamente de un modo tan provinciano como chapucero.

En principio, si bien en democracia todos tenemos derecho a preguntar, cuando se trata de preguntas que afectan a las instituciones o a la conformación del Estado hay que hacerlas a través de los cauces establecidos por la Constitución. No hay otro camino, salvo que se trate de política de baja altura o de crear el clima propicio para salidas violentas.

Hay que considerar que en una democracia, los ciudadanos ceden parte de su soberanía a sus representantes, lo que significa que son éstos -los diputados- y no ellos quienes tienen que formular las preguntas o tomar decisiones en el Parlamento. No estamos en un estado asambleario sino parlamentario y por lo tanto no se pueden celebrar referendos ni movilizar a los ciudadanos a la ligera, como ha venido sucediendo en los últimos años en España.

Si el Parlamento autonómico catalán y el nacional –los legítimos representantes de los ciudadanos- aprobaron un nuevo Estatuto de autonomía, la pregunta no es si los catalanes quieren ser independientes (¿de qué?), sino por qué se cuestiona la validez de tal Estatuto sometiéndolo a la decisión de unos jueces por iniciativa de un partido (PP). Ante la evidente respuesta, los partidos políticos de Cataluña –todos- en lugar de hacer folklore independentista (o anti-independentista) podrían convocar una manifestación ciudadana que haga visible, por si alguien tiene dudas, el apoyo del pueblo catalán al Estatuto aprobado por sus representantes parlamentarios y refrendado por el Parlamento nacional. Por su parte, los jueces del Constitucional tienen la obligación y la responsabilidad de resolver con celeridad la cuestión que se les planteó por miopía y mezquindad política reconociendo no el Estatuto sino la soberanía del Parlamento.

lunes, 14 de septiembre de 2009

ARGENTINA, NI D10S LA SALVA


La selección argentina de fútbol no es un equipo, sino un grupo no exento de talento que carece de ambición y dirección. La cabeza de Maradona es un enorme estadio vacío donde las ideas se pierden en potentes agujeros negros. Ningún resultado positivo puede conseguirse cuando la torpeza, la desidia y el endiosamiento prevalecen sobre el trabajo y la solidaridad.
Pero lo que sucede con este equipo considerado uno de los más potentes del mundo no debe extrañar a nadie, pues es trasunto del país. Argentina se ha debatido siempre entre la civilización y la barbarie y desde el golpe de estado de 1930, los bárbaros han gobernado casi permanentemente. Las tendencias positivas del primer gobierno Kirchner se han demostrado un espejismo que ocultaba todos los vicios del más rancio peronismo. Argentina es, bajo el dominio de los bárbaros, un país sin dirección cuyo gobierno, asentado en el voto de la patota y el clientelismo, sólo se ocupa de sí mismo. Prepara ahora un nuevo golpe requiriendo del Parlamento, antes de que pierda su mayoría, una Ley de Servicios Audiovisuales más represiva que la dictada durante la dictadura militar y que le permitirá tener un control absoluto de los medios de comunicación, muchos de ellos hostigados mediante inspecciones "ordenadas por alguien" o asaltos de bandas "incontroladas".
Mientras tanto, los casos de corrupción ya forman parte del paisaje cotidiano y los ciudadanos se encuentran, por ejemplo, adulteraciones masivas de medicamentos, robos y reventas de los mismos que comprometen a la legendaria mafia sindical peronista y funcionarios del ministerio de Sanidad y una lucha feroz entre los sindicatos y el gobierno por el control de los fondos estatalizados de los servicios sanitarios. ¿Quién puede salvar a un país cuyos ciudadanos parecen aceptar con escandalosa resignación todo esto? ¿Quién puede salvar a un país cuyos ciudadanos se dejan dominar por los corruptos y los bárbaros? No hay dioses, llámense perones o maradonas, que salven al país. Los únicos capaces de hacerlo son los ciudadanos civilizados.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

PROSTITUCIÓN CALLEJERA


En determinados barrios de grandes ciudades europeas la prostitución callejera se ha convertido en un grave problema de salubridad, higiene y seguridad sociales, cuyo origen está en las organizaciones mafiosas que controlan esta actividad y determinan las malas formas de su ejercicio.
Como se ha demostrado a lo largo de la historia ninguna política represiva contra la prostitución ha sido efectiva porque este tipo de trato sexual es un recurso de defensa social creado por la civilización que sólo parece admitir medidas de control. Las antiguas religiones, al tiempo que se beneficiaban de la «ofrenda» para financiar los gastos ocasionados por el culto, impusieron este control ofreciendo en los templos este servicio de atemperación del macho como pretendido tributo a los dioses. Le llamaban prostitución sagrada. Probablemente fue el griego Solón, quien hacia el siglo VI a.C. organizó por primera vez la prostitución religiosa creando el dicterion, «templo» laico de trato sexual, donde los usuarios pagaban un impuesto, el pornikotelos. Más tarde, los romanos clasificaron a las servidoras sexuales en categorías, según el lugar donde ejercían, y llamaron prostibulae (postro-stiti, «estar en venta», de statuere, colocar), a las que, exentas de impuestos, ejercían sus tratos carnales frente a las casas o lugares abiertos. De modo que prostituta es aquella que oficia expuesta a la mirada pública.
Ahora bien, erradicar la prostitución de su hábitat natural, donde acarrea problemas de orden público y de higiene, exige elevar a las prostitutas de categoría y darles un lugar donde puedan cumplir con su oficio. Esta medida compromete a las autoridades a ejercer un mayor control de las condiciones laborales y de salubridad en que trabajan miles de mujeres, quienes se enfrentan al carácter mafioso de los "empresarios-proxenetas" vinculados a organizaciones dedicadas a la trata de mujeres, que tienden a reducirlas a la condición de esclavas, y como tales obligadas en muchos casos a ingerir vitaminas y hormonas para que den un mayor rendimiento «laboral», sometidas al chantaje por su condición de extranjeras sin papeles o amenazadas con prácticas de hechicería o vudú, como sucede con las mujeres procedentes del África subsahariana.
No obstante estas situaciones e independientemente de que la mayoría de las personas no necesite de ella, no conviene pensar en la prostitución como una actividad delictiva o inmoral. La prostitución es la forma que, en sus albores, las sociedades humanas encontraron para controlar la agresividad instintiva del macho primitivo en celo, el cual fue «civilizado» induciéndolo, en lugar de arrastrar a la hembra hasta la cueva o someterla donde la encontrase, a establecer un trato consentido con ella y retribuirle por permitirle su desahogo sexual.
Una de las responsabilidades de todo Estado democrático es cuidar de la salud y del bienestar de los ciudadanos, por lo que es su obligación mediante la voluntad política de los gobernantes articular todos medios necesarios para mantener la armonía y la sana convivencia social al margen de prejuicios morales y religiosos, y dar a las prostitutas los espacios y las condiciones idóneas para el ejercicio de su actividad, y a la ciudadanía en general el pleno disfrute de los espacios públicos.

martes, 1 de septiembre de 2009

¿CUALQUIERA PUEDE ESCRIBIR?

La proliferación de los talleres de escritura induce a responder afirmativamente a la pregunta -retórica, por cierto- de si cualquiera puede escribir. El titular de una nota publicada en El imparcial del 29 de agosto firmada por Elena Viñas reza: «Usted también puede convertirse en un escritor o poeta de éxito». Esto, según la autora, es posible porque «ha llegado el momento de democratizar la literatura». Pero, difícilmente los talleres pueden contribuir a «democratizar» la literatura porque por un lado dichos talleres no enseñan esta materia sino redacción y por otro porque la literatura, la creación literaria, no es democratizable.
El dominio de una técnica, en este caso de la escritura, no implica que el producto constituya una obra de arte. El conocimiento técnico de la escritura -gramática, sintaxis, estilo, etc.- es un factor importante en la medida que pueda combinarse con otros (sensibilidad, compromiso artístico, cultura, capacidad de fabulación y de observación de las cosas del mundo y de la naturaleza humana, etc.), pero inútil si el pretendido escritor carece de estos atributos, que en su conjunto constituyen el llamado talento. Quiero decir que la literatura, en tanto creación artística y no mera recreación documental de la realidad, no es atributo de las masas populares sino de individuos dotados para su ejercicio.
También es falaz la idea de que un escritor o un poeta lo sean por tener éxito y reconocimiento público. Ni el éxito ni el reconocimiento determinan la condición de artista, como tampoco el carácter literario -artístico- de un libro. El hecho de que Dan Brown, Ruiz Zafón o Falcones, por ejemplo, sean mundialmente conocidos no significa que sean creadores ni que sus libros sean obras literarias. En todo caso son escritores de oficio capaces de elaborar un sucedáneo de obra literaria que responde a los intereses de la industria editorial y a las tendencias o las modas que ésta impone al lector/consumidor en el contexto mercantil de la cultura de masas. De modo que no hay que engañarse. Los talleres, salvo aquellos que, supliendo las carencias universitarias, enseñan a los alumnos a leer y analizar las obras descubriéndoles ciertas pulsiones de la creación artística, y a considerar aspectos fundamentales de la tradición literaria, sólo suscitan mecánicos pero no ingenieros; ayudan a desarrollar una habilidad, pero no el ingenio, y menos a adquirir una cultura literaria.
En una sociedad democrática, el arte ha de estar al alcance de todos, pero esto no significa que el acto creador sea patrimonio de todos, pues sus exigencias para una exploración honda y sincera de la realidad del mundo y del alma humana son elevadas y excluyen, por su carácter corruptor, los condicionantes históricos, políticos, ideológicos, económicos o de oportunidad.
Para justificar el supuesto proceso democratizador de la literatura, Elena Viñas se pregunta «¿por qué no íbamos a poder emular a los escritores que admiramos?» sin darse cuenta de que acaba hablando de imitación en lugar de creación, de impostura en lugar de originalidad. Así, mal que les pese a muchos la escritura de una novela, un cuento o un poema genuinos seguirá siendo «monopolio de los tocados por la varita del talento innato», para decirlo con sus palabras.

viernes, 24 de julio de 2009

LA SUPERSTICIÓN MEDIÁTICA

Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido en dos grandes bloques ideológicos que libraron hasta la caída del muro de Berlín, en 1989, la llamada «guerra fría». Ante la amenaza del comunismo, las potencias occidentales activaron la más soberbia campaña de propaganda que, sustentada en los fundamentos liberales, tuvo como bandera la sociedad del bienestar. En este contexto, las fuerzas capitalistas desarrollaron con extraordinario ímpetu la sociedad de consumo hasta establecer en pocas décadas el concepto de mercado como rector de la vida de individuos y pueblos.
El nuevo culto, si bien aceleró notables progresos científicos y tecnológicos que elevaron el nivel de vida en los países industrializados, no sólo ahondó las diferencias entre ricos y pobres, sino que impuso y naturalizó conductas y valores pervertidos, que han afectado las relaciones sociales y los gustos y percepciones que los individuos tienen de las personas y las cosas. Es así como ha sido consagrado el culto del número, la cifrada divinidad que revela las verdades a través de la estadística y designa a las masas como profetas de la bondad y la calidad.
Toda religión se sostiene en una superstición y el culto del número es alimentado por la superstición mediática. Esta superstición, al mismo tiempo que anula la capacidad individual de crear, imaginar, opinar, sentir y ver, que reduce el pensamiento y el discurso político a etiquetas y eslóganes, crea una realidad virtual en la que los individuos de carne y hueso creen no existir si no están en dicha realidad. Una realidad en la que el pensamiento único, el estilo internacional, la corrección política, la crónica, etc. se levantan como oscuros eufemismos que ocultan la verdadera, compleja y dramática realidad del mundo. ¿Qué hacer entonces, sino resistir atrincherado en tus principios y, como digo en unos versos de Nadadores de altura: «Y nadar. Y decir. Y nadar. Y decir./Al fin, decir. Estoy aquí. Estoy aquí. Vivo. / En ningún sitio. En ningún nombre. Libre. »
Imagen: La recuperación de la plusvalía, Balthus.

viernes, 17 de julio de 2009

EL COMPROMISO DE OLIVIA DE HAVILLAND


Las autobiografías de los personajes públicos siempre tienen atractivo, porque permiten al lector conocer los entresijos y los chismes de una vida y su entorno. Esta curiosidad casi morbosa de la gente «común» es la que reporta tanto éxito a este tipo de libros y, en el colmo de la frivolidad, sustenta las audiencias y las tiradas de los programas de televisión y revistas «rosas».
Olivia de Havilland, una de las viejas glorias de Hollywood -la magnífica Melanie Hamilton de Lo que el viento se llevó, interpretación que le supuso su candidatura al Oscar-, cuenta muchas batallitas que seguramente gustarán a cinéfilos y mitómanos. Pero, según ella anticipa en una entrevista, en el libro hay una historia «opaca». Es decir, que no se ha llevado al primer plano y que, sin embargo, es reveladora de la conducta y sensibilidad de esta actriz ante las duras condiciones en las que debió trabajar.
En la primera mitad del siglo XX, los grandes estudios habían impuesto un régimen laboral que reducía a los actores y actrices a poco menos que esclavos y Havilland se consideraba así. Una esclava. Por este motivo, en 1943, Olivia de Havilland, decidió cambiar la situación y tomó una decisión valiente que pudo costarle su carrera. Denunció a la Warner Bros por reducir a los trabajadores a la condición de siervos, hecho que prohibía expresamente la ley «antipeonaje» de California. De Havilland recuerda que se había leído muy bien la ley «y sabía que lo que hacían los estudios estaba mal» y que por ello «estaba segura de ganar». Y ganó. «Lo que me satisface -recuerda con indisimulado orgullo- es que aquella decisión [judicial] benefició a Clark Gable, Jimmy Stewart, Glenn Ford, Henry Fonda y todos los otros actores que habían estado ausentes haciendo el servicio militar. Cuando regresaron a Hollywood, pudieron reescribir sus contratos con cláusulas más favorables».
Olivia de Havilland tenía razón. Los actores y actrices, verdaderos pilares de la industria cinematográfica, empezaron a recibir desde entonces salarios y remuneraciones acordes con los beneficios que producían las películas donde actuaban. Ahora bien, en la actualidad, la misma situación de los actores y actrices de entonces puede extrapolarse a la de los escritores profesionales españoles e hispanoamericanos, que son los pilares de la industria editorial. Las grandes editoriales - y sus «brazos armados», los packagers- como entonces los grandes estudios imponen condiciones draconianas a sus escritores mientras se quedan con la totalidad de los millones de euros que generan las obras en derechos autorales, en muchas de las cuales ni siquiera aparecen los nombres de sus autores.
Hace unos días, el pasado 8 de junio, el Gremi d'Editors de Catalunya y las asociaciones de escritores -ACEC y AELC- firmaron un acuerdo histórico que puede llegar a cambiar la situación laboral de cientos de escritores. Sin embargo, aún falta ese golpe de efecto judicial que revele a la sociedad la condición de «servidumbre» a la que han sido reducidos los autores. Cabe esperar que dicho golpe de efecto no tarde en producirse. De suceder, será como el Oscar que después consiguió la señora Olivia de Havilland por A cada uno lo suyo (1946), de Mitchel Leysen.

jueves, 9 de julio de 2009

¿QUÉ HACER CON ESO QUE LLAMAN LITERATURA?

Responder a esa sencilla e insidiosa pregunta ¿qué es literatura? no es nada sencillo. Ni siquiera Jean-Paul Sartre, entre otros filósofos, logró una respuesta satisfactoria.
Sin embargo, si de algo estoy seguro es de que no entra en su definición la mayoría de las novelas, cuentos, poemas, ensayos, etc., que ahora llenan los escaparates de las librerías, kioscos, supermercados y papelerías al tiempo que quedan en los cajones obras que los mismos responsables de su edición no consideran apropiadas para su publicación por «literarias».
La gran confusión entre lo que es y no es literatura se produjo a partir del momento en que la actividad editorial se convirtió en una industria que convirtió el producto del artista en un objeto de consumo. El hecho, como parte del proceso evolutivo de la sociedad del ocio, no tiene nada de malo en sí. Pero resulta nocivo en la medida en que esos productos concebidos con criterios mercantiles para el mero entretenimiento de las masas fagocita la creación artística impidiendo, como bosque de eucaliptos, que nada crezca bajo su sombra.
El fariseísmo mercantil no sólo alcanza a las grandes casas editoriales sino también a aquellas que, con la etiqueta de «independientes» aparecen como la respuesta seria y ofrecen como producto salvador el pretendido best-seller literario o algo parecido tocado de cierto halo intelectual mientras completan su catálogo con «clásicos rescatados». Y en este contexto, son poquísimas también las pequeñas editoriales, surgidas ahora al amparo de las nuevas tecnologías y de subsidios ministeriales, autonómicos o municipales, que no sueñan con producir un best seller o contar con un «autor mediático» que las coloquen en el candelero, y que no acaban cayendo en la tentación mercantilista traicionando sus principios u olvidando buscar los instrumentos para fortalecerse en un campo que es mucho más amplio de lo que las toneladas de papel vertidas en los escaparates y mesas de las librerías hacen suponer.
Hoy parecería que lo único digno de llamarse literatura son esas producciones costumbristas que canonizó el realismo del siglo XIX que aparecen en forma de novelas históricas, negras, de aventuras, etc., es decir, eso que llaman «literatura de género», la cual podrá generar algunas buenas obras pero que no deja de ser menor. Por eso, casi seguro, que desde hace mucho tiempo los escritores ya no se preguntan de verdad ¿qué es escribir? ¿por qué se escribe? ¿para quién?. Acaso quién sí se ha hecho algunas de estas preguntas es Koji Susuki, un exitoso escritor japonés, autor de Ring, cuya versión cinematográfica es la más taquillera de Japón. Ignoro en qué momento y en qué lugar se interrogó, pero está claro cual fue la respuesta que se dio a sí mismo y por ello acaba de publicar Drop, su última creación, en rollos de papel higiénico de la casa Hayashi Paper. La idea es un gran éxito de ventas y miles de lectores que acuden al supermercado o a la droguería ahora saben qué hacer con eso que ahora llaman literatura.
Imagen: Koji Susuki y su obra.

jueves, 2 de julio de 2009

PINA & JACKO

Michael Jackson, Jacko, y Pina Bausch, nombre artístico de Philippine Bausch, han entrado definitivamente en la leyenda. En ambos, más allá de la condición de cantante del primero, fueron sus particulares modos de bailar y entender la danza como una dramática expresión de la soledad del ser humano en un mundo desgarrado por dos guerras mundiales, y las que le han seguido, y atormentado por la engañosa felicidad de los mitos ideológicos.
En Jacko, especialmente en el desolado paisaje urbano que recrea Billie Jean como marco de una triste y común historia cotidiana, y en Pina, a partir de su célebre Café Müller, la supuesta distancia entre las formas clásica y pop de la danza parece borrarse. Aunque muchos no lo hayan advertido, acaso por prejuicio o provincianismo estético, la velocidad, la eléctrica movilidad y la desarticulación corporal de Michael Jackson son características expresivas que encuentran su complemento en la audaz lentitud y la repetición gestual a la que Pina Bausch somete el cuerpo, para expresar uno y otro por simple intuición artística la extrañeza existencial del individuo incapaz de comunicarse con el otro en un mundo donde los avances tecnológicos parecen cerrar todas las puertas de las correspondencias y condenarlo a ese autismo que sólo encuentra paisajes abiertos en las paradojas de la virtualidad.


viernes, 26 de junio de 2009

LA IDENTIDAD DE LOS PÁJAROS

Xing Xu y James Clark, palentólogos del Instituto de Paleontología Vertebrada y Paleoantropología de Pekín y de la Universidad de Washington, informan en la revista Nature del hallazgo de un pequeño dinosaurio vegetariano, que vivió hace 160 millones de años. Dado que los huesos de este animal prehistórico se fosilizaron en el fango se le llamó Limusaurus inextricabilis, que significa «lagarto atrapado en el barro».
La noticia podría pasar desapercibida como otras tantas noticias científicas, si no fuese porque este hallazgo confirma la teoría de que las alas de las aves surgieron de tres dedos de las patas de los dinosaurios, en particular los llamados terópodos, que en su mayoría son carnívoros, como el Tiranosaurio Rex, de cuya voracidad y eficacia para la caza dio cuenta la película Parque Jurásico.
En 1997, en Extraños en el paraíso, en el capítulo dedicado a «La identidad como referencia existencial y vital», señalaba cuán importante era «constatar hasta qué punto la naturaleza del hombre, su estar en el mundo, depende también de su identidad biológica.» Es decir, recordar el «origen único de la vida y la identidad común» a partir de una arqueobacteria que fue la única entidad viva del planeta durante sus primeros 2 mil millones de años.
Las poderosas intuiciones de Charles Darwin, con su teoría de la evolución de las especies; Karl Ernst von Baer, quien constató que los embriones de los distintos vertebrados presentan mayores similitudes cuanto menor es su edad, y, entre otros Ernst Haeckl, cuya «ley de la recapitulación» establece que el desarrollo embrionario reproduce la historia evolutiva de los antepasados, han permitido establecer ese común origen. Sobre estas bases y no obstante las diferentes apariencias externas es posible comprobar que existe una semejanza «en la estructura ósea de las extremidades anteriores de la ballena, el murciélago y el hombre. Semejanza homóloga, como se la denomina, que también observamos en las aletas de los peces, las alas de los pingüinos y las alas de las aves.
El eslabón perdido de esta secuencia evolutiva, enterrado en el barro durante millones de años, ha sido al fin hallado y tiene el nombre de Limusaurus inextricabilis. Ahora bien, si a lo largo de su relativamente corta historia el ser humano ha sido capaz de acumular tantos conocimientos guiados por la razón, cabe preguntarse qué error genético, qué grieta de la inteligencia, hace que tantos sigan creyendo -y hasta matando- que la identidad humana nace de la idea de nación. Ante esta enorme torpeza que distorsiona la realidad me pregunto si los dinosaurios realmente se extinguieron.
Imagen: Limusaurus inextricabilis. Nature.

jueves, 18 de junio de 2009

LA MUERTE LIBERA A OTRO ASESINO DE LA TRIPLE A

El pasado 5 de junio, Rodolfo Almirón murió en una cama de un centro hospitalario de Ezeiza, Argentina. Dicen que su mal no era ningún sentimiento de culpa sino una embolia cerebral que le sobrevino a los 73 años.
He esperado unos días antes de escribir sobre esto, porque algo en mi interior se rebela cuando la lentitud de la justicia permite que la muerte libere a quienes se han permitido la soberbia de asesinar impunemente. Este Almirón era uno de los jefes de operaciones de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), la organización parapolicial fundada por José López Rega, con la anuencia del general Juan Domingo Perón, que mató a más de mil políticos, intelectuales, diplomáticos y jóvenes y obligó al exilio a muchos más, rompiendo para siempre sus vidas y distorsionado sus lazos familiares. [Aún recuerdo las octavillas "repartidas" con una bomba de alquitrán que la Triple A hizo estallar a fines de octubre de 1975, en la plaza Mójica de Río Cuarto, con la amenaza de muerte a diez personas entre las cuales me encontraba].
Pero si doloroso es el recuerdo de aquella miserable época que prologó la dictadura militar que sucedió al gobierno peronista, repugna que estos individuos no hayan sufrido castigo alguno. Ni siquiera el de esa justicia poética que alguna vez reclamé para los responsables de crímenes de lesa humanidad condenándolos a vivir en libertad sin los atributos del poder.
Repugna asimismo que eso que se dice «pueblo argentino» siga glorificando con su voto a quienes prohijaron tanta barbarie, pues no debe olvidarse que el peronismo nació en el seno de la dictadura militar que en 1930 rompió el orden constitucional, porque había llegado la «hora de la espada», como escribió Leopoldo Lugones, ese poeta fascista que, al menos, tuvo la dignidad de volarse la tapa de los sesos.
Repugna la estupidez de esa masa bárbara que bebe las babas del diablo y ahoga a todos en la corrupción y la ignorancia. ¿Cómo decir de Argentina que es un país culto cuando aún siguen campeando a sus anchas los corruptos y los viejos torturadores envejecen en sus domicilios o mueren sin condena, disfrutando de las fortunas que les dejó el latrocinio? Quizás después de esta pregunta retórica muchos se expliquen porqué no siento ninguna nostalgia por mi país. De él sólo echo de menos a mis seres queridos, entre ellos algunos pocos amigos.
Imagen: Perón dándole el mazo a José López Rega, con el retrato de Leopoldo Lugones entre ellos. Dibujo: Bob Row.

miércoles, 10 de junio de 2009

ESCRITORES Y EDITORES FIRMAN UN ACUERDO HISTÓRICO


El 8 de junio, el Gremi d'Editors de Catalunya, la AELC (Associació d'Escriptors en Llengua Catalana) y la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña) firmaron, después de dos años de arduas negociaciones, un acuerdo histórico orientado a adaptar los modelos de contratos de edición y traducción a la actual realidad de la industria editorial.
Además de los modelos tradicionales, en los que se han introducido importantes mejoras para una mejor percepción de los derechos de autor, se han incorporado otros dos referidos a la obra colectiva y a la obra de encargo. En el primer caso, los editores ya no podrán utilizar el concepto de obra colectiva -diccionarios, enciclopedias, etc.- para salvaguardar sus intereses y derechos en otro tipo de obras con el consiguiente perjuicio económico y moral a los derechos de los autores. En el segundo caso, el contrato de obra de encargo es una novedad que abre la puerta a una futura modificación de la Ley de Propiedad Intelectual, porque busca salvaguardar los intereses y derechos de los editores en determinados tipos de obras sin menoscabo de los derechos autorales. El contrato de obra de encargo, es decir de aquélla pensada y encargada por el editor, establece que el editor es legítimo gestor patrimonial de tal obra, sin que esto suponga la apropiación los derechos del autor, quien percibirá las cantidades que le correspondan por la explotación. Asimismo, si el autor percibe una cantidad a tanto alzado por una primera edición, ésta cantidad ha de suponer una retribución proporcional a la tirada.
El acuerdo también contempla, entre otras acomodaciones, la devolución al autor de los derechos que haya cedido al editor por la explotación de la obra en otras modalidades o soportes -fílmicas, radiofónicas, digitales, e-books- si pasado un determinado plazo el editor no ha hecho uso de ellos, la visibilidad de los traductores, la adopción de un sistema de cómputo de las unidades de pago, etc.
Aparte, pieza importante del acuerdo, es la creación de una Comisión paritaria que institucionalizará las reuniones entre editores y autores, para hacer el seguimiento de los contratos, resolver por consenso los conflictos que pudieran darse para evitar que lleguen a instancias judiciales y abordar las actualizaciones contractuales que impongan la dinámica editorial y los avances tecnológicos.
Considerando que Barcelona es la capital mundial de la industria editorial de habla castellana, es evidente la repercusión y proyección que estos acuerdos tendrán en el resto del país.
Imagen: Autores y editores posan para la foto de familia tras la firma del acuerdo en la sede del Ateneu de Barcelona. Foto: Joan Roca.

viernes, 5 de junio de 2009

KILL BILL MATA A SALTAMONTES POR PLACER

Informan los medios de comunicación que el actor David Carradine fue hallado muerto en la habitación de un lujoso hotel de Bangkok. Carradine pertenecía a una familia de actores y aunque trató de joven de eludir la profesión familiar no pudo evitar su sino. Primero quiso ser granjero y después siguió el camino de la flor, la paz y el amor vagabundeando de comuna en comuna, pero finalmente pudo más el poderoso influjo de los personajes de Shakespeare y Miller que su arrebato de rebeldía.
Fue así que un día se convirtió en Kwai Chang Caine, el Pequeño Saltamontes, como le llamaba su maestro en kung fu, en la famosa serie televisiva de este nombre. Encarnando a un monje shaolín que buscaba a su hermano huido de China recorrió el Lejano Oeste desfaciendo entuertos valiéndose sólo de su habilidad en las artes marciales y su fortaleza espiritual. El éxito de la serie le dio fama internacional y trabajó para directores como Scorcese, Bergman, etc.
«Cuando encuentras tu camino, el cielo parece más dulce», le había dicho el maestro al Pequeño Saltamontes, pero Carradine no parecía estar seguro de haber encontrado el suyo. Una desazón existencial lo hacía sentir incómodo en el mundo y las drogas y el alcohol amenazaron con apartarlo de él. A mediados de los noventa, la resurrección de la serie -Kung Fu: La leyenda continúa- y el papel de Bill, el implacable e impasible asesino de Kill Bill I y II, de Quentin Tarantino parecieron devolverle a la luz, aunque las huellas del tiempo y de los excesos eran patentes en su rostro.
Ahora, a los 72 años, mientras filmaba una película en Tailandia, ha sido hallado sin vida en la habitación de su hotel. Dicen que estaba desnudo y colgado en el interior de un armario, donde habría muerto en el fallido intento de un ejercicio masturbatorio. Acaso, cuando la soledad se le hizo insoportable en la búsqueda del dulce camino, Kwai Chang Caine volvió a escuchar al viejo maestro que le decía: «Saltamontes, sé tu mismo. Y nunca temas quedarte desnudo ante los ojos del resto».

viernes, 29 de mayo de 2009

LA INDECENCIA DE LOS CATÓLICOS FUNDAMENTALISTAS

El cardenal primado de Toledo, Antonio Cañizares, declaró en un programa de TV3 que el aborto es más peligroso que la pederastia. El ejercicio del derecho del aborto significa, según él, matar legalmente a millones de vidas, mientras que resta importancia a los abusos sexuales de los que fueron objeto más de ¡35.000 niños! por parte de curas católicos irlandeses durante más de treinta años. Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad, ha dicho que es «una irresponsabilidad» hacer esta comparación. Pero la señora ministra se queda corta, pues lo que ha dicho este individuo, descarado e indecente, es una inmoralidad fruto de la corrupción espiritual que corroe a la Iglesia católica. Este tipo despreciable que ha hecho estas declaraciones pasa por alto que el aborto es un derecho al que puede apelar la mujer, mientras que la pederastia es un delito que, además, deja profundas y traumáticas huellas sicológicas en quienes la sufren, es decir, niños indefensos sometidos a la autoridad de quienes deberían velar por su integridad espiritual y física.
Pero no debemos centrar nuestra repugnancia sólo en la persona (?) del cardenal primado. Él forma parte de una forma de entender la misión eclesiástica que distorsiona radicalmente el legado evangélico. La revista ultra católica Alfa y Omega, que se distribuye con el diario ABC, acaba de publicar un artículo firmado por su redactor jefe, Ricardo Benjumea, en el que hace una verdadera apología de la violación cuando afirma que «reducido el sexo a simple entretenimiento ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal?». Según este otro indecente, la consideración del sexo como expresión humana de placer y su desvinculación de su función reproductora y de su práctica en el seno del matrimonio determinan que la violación no pase de ser una simple agresión, como «obligar a alguien a divertirse».
Creo que la sociedad española, tras más de treinta años de democracia, ha madurado mucho, pero no lo suficiente para que los gobiernos socialistas se sientan lo debidamente apoyados como para erradicar la lacra integrista católica que sigue actuando como poder fáctico en los aledaños del Estado. Cuando esta célula maligna hace campaña pidiendo que los ciudadanos le den parte del dinero público marcando una cruz en la casilla de la renta o cuando compara un animal en peligro de extinción con un niño (del que algún cura en algún lugar abusará para satisfacer sus bajos instintos), la sociedad en su conjunto -incluidos los católicos de buena fe- debería expresar de una manera contundente y clara su repudio. No es posible ni admisible que aquellos que se autodenominan vicarios de Cristo, traicionen de este modo su elevado mensaje.
[Imagen, Antonio Cañizares - 20 Minutos] [Nota: No suelo utilizar ciertos adjetivos, salvo cuando la repugnancia se me hace insoportable]

viernes, 22 de mayo de 2009

COSAS DE PIRATAS

En el marco del I Congreso de Economía y Cultura celebrado en Barcelona, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, expresó su preocupación ante la posibilidad de que la piratería digital alcance el sector del libro, como los ha hecho con los de la música y el cine. Al margen de que ya se están dando los primeros pasos para evitar que esto ocurra, la piratería editorial ya existe y constituye un factor desestabilizador de las economías empresariales y particulares.
La piratería, al afectar gravemente la percepción de los derechos de autor, sitúa a cientos de escritores en condiciones de extrema precariedad económica y laboral. Pero no debe atribuirse la práctica de la piratería sólo a mercaderes inescrupulosos que editan de contrabando libros, generalmente best-selles o de autores famosos. También un grupo de grandes editoriales piratea a los autores manipulando las tiradas para escamotearles importantes cantidades en el pago de sus derechos o mediante contratos leoninos, muchas veces tramitados a través de los llamados packagers, en los que directamente se apropian de la totalidad de los derechos para todos los ámbitos geográficos e idiomáticos e incluso de los derechos reprográficos que se liquidan a través de CEDRO al inscribirse en el ISBN como titulares de las obras.
Son centenares los escritores víctimas de esta realidad que los obliga a un trabajo a destajo, sin que esto suponga escapar de la precariedad laboral. Una de las cosas que el público lector y también aquellos que claman por una presunta cultura popular han de saber es que los escritores y sus familias no viven del aire y no tienen por qué agonizar por amor al arte. Por esta razón, sería muy interesante que la ministra de Cultura, señora González-Sinde, se aproximara a esta realidad donde impera la piratería de toda laya y diera pasos efectivos para que el fruto de la creación y la edición se reparta con equidad.

jueves, 14 de mayo de 2009

EL LATAZO DE LA COPA DEL REY

En la final de la Copa del Rey de fútbol que disputaron el Barcelona, que la ganó, y el Athletic Club de Bilbao ocurrieron dos incidentes significativos. El primero de ellos fue la gran pitada con que gran parte de las dos hinchadas tapó los acordes del himno nacional mientras hacían ondear sus ikurriñas y senyeres esteladas. Fue una expresión de fe nacionalista más contradictoria que bronca, pues la copa que los clubes que tales hinchadas sustentan habían aceptado disputar era precisamente es la del Rey, quien, por otra parte, la entrega al capitán del equipo ganador. El incidente, que TVE intentó torpemente disimular, revela en lo que tiene de visceral hasta qué punto cala en las masas populares el mensaje manipulador de las formaciones políticas nacionalistas. Partidos que juegan con la visceralidad populista y las etiquetas identitarias valiéndose de los espacios de libertad del estado de derecho. La pitada al himno fue tan insensata como ridículo es que un partido nacionalista, por ejemplo, se autotitule republicano y acepte la monarquía constitucional para disfrutar del juego político y co gobernar una autonomía con otro que considera españolista.
El segundo incidente fue el lanzamiento de una lata que impactó en la cabeza de un jugador, quien afortunadamente no resultó herido. Pero el hecho cobra importancia en la medida que los mismos aficionados a los que pertenecía el agresor y, probablemente, muchos de los que protagonizaron la pitada, lo reprendieron y denunciaron. Seguramente es exagerado tratar de extrapolar el incidente como una metáfora de la vida política, en este caso de la vida política vasca. Pero, aún así, me gustaría pensar de que algo está cambiando en esa sociedad harta del terrorismo nacionalista y que serán los propios ciudadanos vascos quienes acaben por reprender y apartar a los violentos de bala, como los ciudadanos españoles en su conjunto apartaron a los violentos de palabra y hostia.
Imagen: El jugador Dani Alves tras recibir el impacto de una lata en la cabeza. Foto: Diario Marca.

miércoles, 6 de mayo de 2009

LA MALA EDUCACIÓN

Hay cierta tendencia generalizada a creer que el ser humano a medida que crece también madura y que la madurez lleva implícita una visión más comprensiva del mundo y de sus habitantes. En otras palabras, como si la pérdida de energías físicas favoreciese pautas de conducta más acordes con la experiencia de lo vivido. Esta falsa creencia es la que nos lleva a decir, por ejemplo, que de joven eres incendiario y de mayor bombero o bien a identificar la ancianidad con la sabiduría (¿alguien tiene en la cabeza la imagen de un sabio joven?).
Todos, o casi todos, los sistemas culturales enseñan el respeto a las personas mayores, cuando en realidad deberían enseñar el respeto a las personas independientemente de su edad. Resulta llamativo que en esta sociedad adocenada en el buenismo y lo políticamente correcto, muchos ancianos -hombres y mujeres- no sólo no son sabios, sino que hacen ostentación de su intolerancia, de su violencia y de una radical mala educación. Como si la senectud les diera inmunidad para comportarse al margen de cualquier regla de urbanidad; como si su fragilidad física los eximiera de cometer abusos.
Esta agresividad que se manifiesta de diversas formas y con distintos grados de violencia quizás tiene su origen en un sistema cultural donde los valores cívicos y los derechos individuales no constituyen una práctica naturalizada en todos los ámbitos de la actividad humana. Como consecuencia de esto cabe pensar que las sociedades donde no se educan a las personas inmaduras -niños, jóvenes- en el respeto a los demás y al medio en el que viven, difícilmente tendrán viejos sabios.

viernes, 1 de mayo de 2009

CAJERO AUTOMÁTICO DE LIBROS

En la pasada Feria del Libro de Londres, la Blackwell, una de las librerías de la famosa Charing Cross Road, presentó lo que la prensa ha dado en llamar «el cajero automático de libros». Se trata de una impresora algo mayor que una fotocopiadora capaz de imprimir y encuadernar un libro en poco más de cinco minutos. La Espresso Book Machine, invento del editor estadounidense Jason Epstein, puede contener en su memoria millones de libros a los que el lector puede acceder de un modo tan sencillo como el de realizar una operación bancaria en un cajero automático.
Indudablemente la máquina revolucionará el modo de editar y vender libros y, probablemente, permitirá a las pequeñas librerías o a librerías situadas extrarradio de las grandes urbes disponer de obras hasta ahora fuera de su alcance. Por otro lado, las grandes librerías ni las editoriales necesitarán de grandes naves donde almacenar los millones de libros invendidos, lo que supondrá una ingente reducción de gastos y de consumo de papel, lo cual repercutirá a su vez en la integridad de los bosques y en la calidad del medioambiente.
La Espresso Book Machine, que se presenta como una revolución equiparable a la invención de Gutenberg de la imprenta de tipos móviles, sin duda cambiará muchas cosas en el ámbito de la producción, distribución y venta de libros, pero también en el capítulo de la gestión y pago de los derechos de autor, incluidos aquellos que se consideran de dominio público y de los que hoy sólo se benefician los editores.
Esta máquina, que ya se encuentra operativa en instituciones de EE.UU., Canadá, Australia, Egipto, aquí en la célebre Biblioteca de Alejandría- y en el Reino Unido por primera vez en una librería convencional, también facilitará las autoediciones, pero fundamentalmente contribuirá a que el libro como tal siga vigente en la sociedad cibernética echando por tierra los pronósticos más agoreros que lo condenaban a la virtualidad electrónica.
El siguiente vídeo muestra su funcionamiento:

viernes, 24 de abril de 2009

HIMIKO Y EL MISTERIO DEL UNIVERSO


En el Wei chih o Historia del reino de Wei, antigua crónica china, se dice que Himiko, que significa «Señora del Sol», era una soberana de los wa, palabra equivalente a bárbaro con la que designaban a los japoneses. De ella se dice que dominaba el arte de la guerra, razón por la cual logró unificar a treinta señoríos en un vasto reino, y que tenía el don de comunicarse con los espíritus. En dicha crónica también se lee que compartía el poder con su hermano, aunque después de conseguir su propósito, desapareció de la vista del pueblo. Lo extraño es que esta princesa no figura en ninguna crónica antigua de Japón, por lo que algunos se atreven a especular que podría tratarse de una poderosa y legendaria emperatriz llamada Jingu Ko go Tenno, nombrada en las crónicas japonesas más antiguas, el Kojiki y el Nihongi. Es así que Himiko, la «Señora del Sol», se pierde en la luz del pasado. En el misterio del mito.
Hace unos meses, astrónomos que escrutan el Universo a través del telescopio Subaru, situado en Hawai, observaron una extraña nube de gas tan grande como una galaxia situada a una distancia equivalente a sólo 800.000 años de edad cósmica. Si se considera que el Universo tiene actualmente una edad de 13.600 millones de años, los astrónomos se preguntan ¿qué hace esta nube de gas tan grande a una distancia «tan joven»?. El desconcierto y la perplejidad de los científicos es mayúscula y no son pocas las explicaciones que intentan darle a Himiko, como han bautizado a la misteriosa nube. Los científicos tienen ante sí desvelar el misterio de la «Señora del Sol». Pero ni ellos ni nosotros hemos de olvidar que el cifrado de todo mito siempre pone a prueba las fronteras del conocimiento humano. Quiero decir que tal vez para encontrar las respuestas esenciales, científicas o espirituales, no baste con observar el espacio cósmico sino comprendernos como fugaces estrellas nacidas de él.

viernes, 17 de abril de 2009

EL VALOR DE LOS GESTOS

En una sociedad dominada por la frivolidad y el pasotismo alimentados por mass media de corazones perdidos, petardos amarillos y vocinglería tertuliana; una sociedad en la que los cretinos hacen uso indebido del derecho a opinar, calificar y descalificar e incluso a gobernar naciones, las palabras y los gestos de las personas se manifiestan corrompidas por el eufemismo o el sinsentido. Así, por ejemplo, la palabra «crisis» ya sólo enuncia una vaga situación que aparentemente sólo preocupa a los poderosos que se sientan a pensar soluciones mientras un buen número de sus esposas hacen relaciones públicas entre pasarelas y conciertos. La palabra «crisis» parece no tener nada que ver con el drama de millones de trabajadores a quienes la ilusoria burbuja del despropósito capitalista les estalló en la cara convirtiéndolos en una informe masa estadística de parados.
Ante este escenario de despropósitos es justo resaltar algunos gestos alentadores por parte del gobierno español que preside el señor José Luis Rodríguez Zapatero. En semana santa, después de sus importantes reuniones de proyección internacional, mientras los obispos politizaban el ritual religioso atando lacitos a las imágenes, el partido de la oposición rezaba por sus miserias y corruptelas y las masas populares que aún perciben un sueldo gozaban de sus vacaciones, el nuevo gobierno del presidente Rodríguez Zapatero trabajaba. Ignoro si las ideas y medidas que produjeron en esos días febriles serán o no eficaces, pero ese gesto fue todo un mensaje de sensibilidad social y de solidaridad con quienes están sufriendo verdaderamente las consecuencias de una doctrina económica injusta.
En el contrato social que la sociedad hace con el Estado cediendo parte de su soberanía a cambio de seguridad y bienestar, la responsabilidad de los gobernantes es fundamental y ha de estar sustentada no sólo en hechos sino también en gestos que indiquen a la ciudadanía que se está trabajando por ella. Por esto, cuando algún mandatario de escasa monta y poco entendimiento se cree más alto de lo que es, otro se dedica a ligar o frivolizar con las víctimas de un terremoto que ha dejado unos 300 muertos y un montón de energúmenos opinan desde la vacuidad cerebral, es digno de señalar y celebrar que el gobierno de nuestro país, el presidente Rodríguez Zapatero y sus ministros, hayan trabajado como lo han hecho esos días de vacaciones religiosas.

jueves, 9 de abril de 2009

CARTAS Y COMENTARIOS AL DIRECTOR

Los directores de periódicos han tenido siempre en consideración las cartas de sus lectores, pues a través de sus opiniones, informaciones o denuncias, pueden acceder a puntos de vista diferentes o estados de ánimo que forman parte de esa compleja realidad social que los medios procuran revelar. Las cartas de los lectores, parte inherente de la prensa escrita, principalmente de la democrática, no reflejaban sin embargo el carácter de toda la sociedad, sino de un sector más o menos instruido de la misma, independientemente del credo político, religioso o clase social del corresponsal.
Las nuevas tecnologías, al favorecer la participación ciudadana con sus cartas y comentarios, han ampliado sensiblemente el espectro del lector activo hasta reflejar de modo bastante aproximado la personalidad dominante de cada sociedad y exponer de modo desolador las miserias y carencias de las masas.
Las opiniones de los lectores, quienes ahora hasta pueden comentar la más insignificante de las noticias, han convertido el derecho democrático a opinar en una exposición obscena de ignorancia colectiva, sentimientos primarios y, lo que es más grave, de lo que algunos sociólogos llaman «indiferencia moral». Un concepto que explica por qué la sociedad globalizada se conmueve puntualmente, por ejemplo, con la muerte de las 3.045 personas en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. o de las 190 en los atentados del 11 de marzo de 2004 en España, y no le resulta igualmente conmovedor que mueran al día, también por ejemplo, 24.000 personas por hambre, 6.000 por diarrea y 2.700 por sarampión, de las cuales la mayoría son niños.
Cabe pensar que esta indiferencia moral de las masas es más amenazadora que las pregonadas armas de destrucción masiva. Cabe pensar que estas masas ignorantes e indiferentes son las responsables, como parte de un juego perverso del sistema, las que alimentan el poder y propician epidemias mortíferas, ficciones económicas, ilusiones consumistas, hambre e injusticias, a través de consorcios económicos y financieros multinacionales, dictaduras y, con su voto, gobiernos o gobernantes inmorales, que bien ejemplifican los de Fujimori en Perú (1990-2000), y George Bush en EE.UU. (2001-2009), y Silvio Berlusconi en Italia, entre muchos otros.

miércoles, 1 de abril de 2009

RAÚL ALFONSÍN Y LA HISTORIA

El 31 de marzo, a los 82 años, murió Raúl Alfonsín, el primer presidente democrático de Argentina tras la feroz dictadura que asoló el país hasta 1983. También el primer presidente legítimo tras el golpe que en 1930 quebró el orden constitucional y abrió una larga era infame tutelada por la casta militar.
La figura de Raúl Alfonsín es la de un hombre honesto sinceramente comprometido con la defensa de los derechos humanos y con un proyecto de país, cuya realización se vio obstaculizada por la mezquindad de la clase política, la miopía de algunas organizaciones humanitarias, como la facción de Madres de Plaza de Mayo capitaneada por Eve Bonafini, el acoso de los jerarcas sindicales y la depredadora doctrina del FMI, entre otros factores.
El doctor Alfonsín encarnó sin duda a esa parte de la sociedad argentina que cree en la voluntad, el esfuerzo y, sobre todo, en la honestidad como motores de progreso. Sin embargo, durante su presidencia cometió dos graves errores, que tuvieron dramáticas consecuencias para la salud del país. Al respecto, en Breve historia de Argentina. Claves de una impotencia escribí que las condenas contra los militares responsables de crímenes durante la dictadura fueron contestadas tanto por las organizaciones de derechos humanos como por los militares y grupos ultraderechistas y que unos y otros desde sus distintas posiciones «continuaron ejerciendo una sostenida presión sobre el gobierno» de Alfonsín, quien, en soledad y sin el apoyo de la oposición peronista, la Iglesia, la burocracia sindical y de amplios sectores de su propio partido, cometió su primer error al sancionar, en diciembre de 1986, la Ley de Punto Final*, la cual, al fijar un plazo de 60 días para juzgar a los criminales, distorsionó el tempo de la justicia.
Pocos meses más tarde, en abril de 1987, un grupo de militares «carapintadas" se sublevó y los militares encargados de reducirlos se negaron a obedecer a Alfonsín, quien recibió el inesperado y espontáneo apoyo de casi medio millón de personas que se movilizó para defender las instituciones democráticas. «La casa está en orden. No habrá sangre en Argentina», dijo el presidente Alfonsín a la multitud después de dialogar con los facciosos. «Sin embargo, el presidente no confió en el apoyo civil -escribo en Breve historia...-, porque acaso pesó más en su ánimo la volubilidad de una sociedad que un día protestaba contra la dictadura militar y al día siguiente la vitoreaba por la "machada" de invadir las Malvinas». Fue entonces cuando cometió su segundo grave error al promover la sanción de la Ley de Obediencia Debida*, «que limitó la persecución de los criminales a un grupo de oficiales de alta graduación». La consecuencia de estos dos errores fue que «desactivó en la sociedad la convicción de que era posible construir un país sobre principios morales sólidos y confiar en la capacidad del Estado para ejercer la justicia». La impunidad con que los terroristas de estado habían actuado se prolongó en el ánimo de los argentinos y a su amparo la corrupción se extendió a todo el tejido social durante las presidencias del peronista Carlos Menem. «Si al menos dejaran de robar de noche, volveríamos a ser ricos», decían los argentinos. No obstante, aún con el peso de estos graves errores, la figura humana y política del doctor Raúl Alfonsín se eleva muy por encima de una mayoría política irresponsable, mezquina y desquiciada por un caudillismo que ha dividido el país en reinos de taifas y malandrines sin principios éticos ni verdaderas convicciones políticas.

* El 10 de junio de 2005, la Corte Suprema de Justicia argentina derogó por inconstitucionales y declaró «insanablemente nulas» las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

lunes, 30 de marzo de 2009

MORTANDAD ANIMAL

Desde que debido a su inteligencia se independizó del reino animal, el ser humano perdió su inocencia. Sólo él ha sido capaz de modificar su entorno y adecuarlo a sus necesidades. En este proceso surgieron y se perdieron civilizaciones alcanzando cada vez magnitudes más grandes y complejas de vida. Sin embargo, el costo que ha tenido que pagar no sólo ha condenado a la masificación y explotación de miles de individuos, sino también a la quiebra del equilibrio ecológico del planeta, que se manifiesta a través de múltiples síntomas, como el cambio climático, la contaminación atmosférica, terrestre e hídrica, la desertización, etc.
A causa de esta brutal irresponsabilidad humana las especies animales sufren verdaderas catástrofes que las sitúan al borde de la extinción. Más de 1.300 pingüinos magallánicos han aparecido muertos al sur de Chile. Desde 2005, estas aves antárticas han llegado muertas a las costas de Uruguay y Brasil. Asimismo, cada año, centenares de ballenas quedan varadas y muchas de ellas mueren en las costas de Nueva Zelanda, Australia y Tasmania. Los biólogos no aciertan a explicar las causas de estos suicidios masivos de pingüinos y cetáceos. En el caso de los pingüinos algunos biólogos, como Erli Costa, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, afirman que «el calentamiento global afecta a las corrientes oceánicas y crea ciclones, provocando que los mares sean más turbulentos»; otros que, ante la falta de comida, los pingüinos siguen los mismos cardúmenes que los pesqueros y quedan atrapados en sus redes. En el caso de las ballenas, que la contaminación acústica del mar podría desorientarlas y llevarlas a aguas poco profundas o que llegan a éstas también persiguiendo su alimento.
En cualquier caso, las corrientes marinas llevan la basura producida por los países industrializados que comen peces, tortugas, pingüinos, ballenas, etc. condenándolos indefectiblemente a la muerte por intoxicación o inanición. Las actividades industriales y agrícolas a su vez «ahogan» los mares provocando una drástica reducción estacional del oxígeno -hipoxia- cuyo impacto en la fauna aún no se conoce o al menos no se ha hecho público.
Pero por si todo esto fuera poco, los pecadores canadienses y japoneses cada año por estas épocas cumplen el cruel ritual de matar con extrema crueldad a miles y miles de focas, sin que los gobiernos actúen para frenarla. A pesar de la acción voluntariosa de no pocas personas, la dinámica del mundo parece ir por derroteros de destrucción que amenazan ya sin duda alguna la existencia de todo signo de vida, incluida la especie humana, por más que unos pocos haya puesto sus esperanzas en la colonización de otros planetas. ¿También con el mismo propósito destructor?

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...