viernes, 24 de abril de 2009

HIMIKO Y EL MISTERIO DEL UNIVERSO


En el Wei chih o Historia del reino de Wei, antigua crónica china, se dice que Himiko, que significa «Señora del Sol», era una soberana de los wa, palabra equivalente a bárbaro con la que designaban a los japoneses. De ella se dice que dominaba el arte de la guerra, razón por la cual logró unificar a treinta señoríos en un vasto reino, y que tenía el don de comunicarse con los espíritus. En dicha crónica también se lee que compartía el poder con su hermano, aunque después de conseguir su propósito, desapareció de la vista del pueblo. Lo extraño es que esta princesa no figura en ninguna crónica antigua de Japón, por lo que algunos se atreven a especular que podría tratarse de una poderosa y legendaria emperatriz llamada Jingu Ko go Tenno, nombrada en las crónicas japonesas más antiguas, el Kojiki y el Nihongi. Es así que Himiko, la «Señora del Sol», se pierde en la luz del pasado. En el misterio del mito.
Hace unos meses, astrónomos que escrutan el Universo a través del telescopio Subaru, situado en Hawai, observaron una extraña nube de gas tan grande como una galaxia situada a una distancia equivalente a sólo 800.000 años de edad cósmica. Si se considera que el Universo tiene actualmente una edad de 13.600 millones de años, los astrónomos se preguntan ¿qué hace esta nube de gas tan grande a una distancia «tan joven»?. El desconcierto y la perplejidad de los científicos es mayúscula y no son pocas las explicaciones que intentan darle a Himiko, como han bautizado a la misteriosa nube. Los científicos tienen ante sí desvelar el misterio de la «Señora del Sol». Pero ni ellos ni nosotros hemos de olvidar que el cifrado de todo mito siempre pone a prueba las fronteras del conocimiento humano. Quiero decir que tal vez para encontrar las respuestas esenciales, científicas o espirituales, no baste con observar el espacio cósmico sino comprendernos como fugaces estrellas nacidas de él.

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...