viernes, 22 de mayo de 2009

COSAS DE PIRATAS

En el marco del I Congreso de Economía y Cultura celebrado en Barcelona, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, expresó su preocupación ante la posibilidad de que la piratería digital alcance el sector del libro, como los ha hecho con los de la música y el cine. Al margen de que ya se están dando los primeros pasos para evitar que esto ocurra, la piratería editorial ya existe y constituye un factor desestabilizador de las economías empresariales y particulares.
La piratería, al afectar gravemente la percepción de los derechos de autor, sitúa a cientos de escritores en condiciones de extrema precariedad económica y laboral. Pero no debe atribuirse la práctica de la piratería sólo a mercaderes inescrupulosos que editan de contrabando libros, generalmente best-selles o de autores famosos. También un grupo de grandes editoriales piratea a los autores manipulando las tiradas para escamotearles importantes cantidades en el pago de sus derechos o mediante contratos leoninos, muchas veces tramitados a través de los llamados packagers, en los que directamente se apropian de la totalidad de los derechos para todos los ámbitos geográficos e idiomáticos e incluso de los derechos reprográficos que se liquidan a través de CEDRO al inscribirse en el ISBN como titulares de las obras.
Son centenares los escritores víctimas de esta realidad que los obliga a un trabajo a destajo, sin que esto suponga escapar de la precariedad laboral. Una de las cosas que el público lector y también aquellos que claman por una presunta cultura popular han de saber es que los escritores y sus familias no viven del aire y no tienen por qué agonizar por amor al arte. Por esta razón, sería muy interesante que la ministra de Cultura, señora González-Sinde, se aproximara a esta realidad donde impera la piratería de toda laya y diera pasos efectivos para que el fruto de la creación y la edición se reparta con equidad.

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...