La definición del amor tiene muchas variantes porque con frecuencia el sentimiento amoroso es confundido con muchas de las tensiones que provoca y constreñido casi exclusivamente a la condición humana.
Los factores de confusión más habituales son los de orden sexual o de poder y propiedad. Sin embargo, eso que llamamos amor es un sentimiento que compromete e identifica en la unidad a todo ser viviente con otro desde la inteligencia. Acaso desde la conciencia del propio existir.
La ausencia del amor entendido de este modo origina la disgregación, la violencia, la repugnancia del otro, como la pérdida del objeto del amor, conduce a la parte sobreviviente a la muerte, porque dicha pérdida ha roto la unidad en la que ambas partes, independientemente de la especie a la que pertenezcan, han sentido al unísono las vibraciones de la vida.
Platón en El banquete pone en boca de Aristófanes que en sus orígenes el ser humano fue una unidad esférica, cuya fuerza e insolencia con los dioses obligaron a éstos a dividirlo en dos. «Una vez que separada la naturaleza humana en dos, añorando cada parte a su propia mitad, se reunía con ella. Se rodeaban con sus brazos, se enlazaban entre sí, deseosas de unirse en una sola naturaleza y morían de hambre y de inanición general, por no querer hacer nada los unos separados de los otros. [...] Desde tan remota época [el amor] trata de hacer un solo ser de los dos...».
Cada día tenemos constancia de la existencia de este sentimiento hasta cuando el perro o el gato, incluso entre ellos, o cualquier otro animal nos da muestras de un afecto que no necesariamente surge de una necesidad sino de una correspondencia o de la simple compañía que nos llena.
En los primeros meses de 2009, murió en el zoo de Barcelona la elefanta Alice dejando en el desamparo a su amiga Susy. Es tal el sufrimiento de este animal, que nada le consuela y sus días transcurren en un agónico irse, balancéandose y comiendo sus propios excrementos. Ni siquiera otra compañera le ha devuelto el deseo de vivir. Sola, desterrada de sus inacabables sabanas donde pastaba con los suyos, muerta su otra mitad, Susy se muere de amor.