sábado, 20 de febrero de 2010

LA CONJURA DE LOS NECIOS (II)

La conjura de los necios es más peligrosa de lo que la ciudadanía cree. Tras la mano de Dios maradoniana, artífice también de una invitación a la felación en rueda de presa, ahora se manifiesta el dedo de Aznar. Entre medio, prepotentes como Ahmadineyad con su escalada nuclear, payasos como Berlusconi haciendo chistes con los desaparecidos argentinos y así una larga lista de necios que gozan de grandes tribunas para estupidizar a la gente y someterlas a su pensamiento único.
El dedo de Aznar, ex presidente español, no es espontáneo. El dedo de Aznar antes se manifestó para designar a su sucesor y dejarlo todo «atado y bien atado», después para señalar a los «pancarteros» y ahora para indicar, desde ese corazón tan próximo a la fecalidad, el saco donde mete a sus oponentes.
Pero no hay que caer en la trampa. El dedo de Aznar tampoco es inocente. Fiel a su doctrina conservadora induce a mirarlo para no ver el sol. Este dedo, que Aznar dirigió a quienes le increpaban a la salida del aula magna de la Universidad de Oviedo, se alzó con la fuerza oscura del resentimiento y sacó a relucir de modo gráfico su verdadera catadura moral. Desde su necedad, este pobre hombre, había insultado al presidente de Gobierno llamándole pirómano y responsabilizándole de una España «en escombros». Este necio de sonrisa mezquina había reclamado para sí y los suyos la calidad de bombero, pasando por alto que él había sido uno de los incendiarios que promovió la guerra de Iraq y reactivó el odio entre los ciudadanos españoles al perder las elecciones no tanto por su fuego como por sus mentiras.

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...