La selección argentina de fútbol no es un equipo, sino un grupo no exento de talento que carece de ambición y dirección. La cabeza de Maradona es un enorme estadio vacío donde las ideas se pierden en potentes agujeros negros. Ningún resultado positivo puede conseguirse cuando la torpeza, la desidia y el endiosamiento prevalecen sobre el trabajo y la solidaridad.
Pero lo que sucede con este equipo considerado uno de los más potentes del mundo no debe extrañar a nadie, pues es trasunto del país. Argentina se ha debatido siempre entre la civilización y la barbarie y desde el golpe de estado de 1930, los bárbaros han gobernado casi permanentemente. Las tendencias positivas del primer gobierno Kirchner se han demostrado un espejismo que ocultaba todos los vicios del más rancio peronismo. Argentina es, bajo el dominio de los bárbaros, un país sin dirección cuyo gobierno, asentado en el voto de la patota y el clientelismo, sólo se ocupa de sí mismo. Prepara ahora un nuevo golpe requiriendo del Parlamento, antes de que pierda su mayoría, una Ley de Servicios Audiovisuales más represiva que la dictada durante la dictadura militar y que le permitirá tener un control absoluto de los medios de comunicación, muchos de ellos hostigados mediante inspecciones "ordenadas por alguien" o asaltos de bandas "incontroladas".
Mientras tanto, los casos de corrupción ya forman parte del paisaje cotidiano y los ciudadanos se encuentran, por ejemplo, adulteraciones masivas de medicamentos, robos y reventas de los mismos que comprometen a la legendaria mafia sindical peronista y funcionarios del ministerio de Sanidad y una lucha feroz entre los sindicatos y el gobierno por el control de los fondos estatalizados de los servicios sanitarios. ¿Quién puede salvar a un país cuyos ciudadanos parecen aceptar con escandalosa resignación todo esto? ¿Quién puede salvar a un país cuyos ciudadanos se dejan dominar por los corruptos y los bárbaros? No hay dioses, llámense perones o maradonas, que salven al país. Los únicos capaces de hacerlo son los ciudadanos civilizados.