Ian Fleming, que murió en 1964, hubiese cumplido ahora cien años. Quiso ser diplomático, pero acabó siendo periodista -corresponsal de la agencia Reuter en Moscú- y cumpliendo el servicio militar en el departamento de inteligencia de la marina británica. Tenía cuarenta y cinco años cuando inició su carrera literaria con Casino Royale, la primera de sus doce novelas y nueve cuentos, con James Bond de protagonista.
interpreta el mundo sólo en clave de beneficios económicos y que es defendida por ejércitos de yuppies (Young urban professional) y brokers empresariales y financieros, y la segunda que convierte los países en cotos satélites de Estados Unidos, encargados de proporcionar desde su antigua Escuela de las Américas bandas de torturadores a las dictaduras afines, sobre todo latinoamericanas, que se ocuparon de someter a la opinión pública y asegurar el dominio ideológico y económico del capital.Sin duda, el gran acierto de Ian Fleming fue prefigurar en su James Bond al individuo insolidario y de conciencia blindada de la posmodernidad. [Arriba, Ian Fleming; abajo, Antonio Tello con Roger Moore durante el rodaje de Moonraker, en Río de Janeiro, en 1979]






