martes, 27 de noviembre de 2007

¡Usted, perdone!


El lenguaje de la sociedad posmoderna constituye la modulación de una jerigonza colectiva que nada dice. Ante el espíritu de libertad total formulado por Hegel, para definir el proceso iniciado por la Ilustración en el siglo XVIII, el poder ha reaccionado oponiendo el control social a través de lo que algunos llaman «pensamiento único». Una fórmula de dominio que se verifica, entre otras formas, a través de un lenguaje eufemístico que tiende a vulgarizar el proceder humano y a degradar el sentido de los valores éticos que han de regir la vida de los ciudadanos.
En este contexto, pedir perdón ya no expresa una postura moral, sino una acomodación oportunista al orden social establecido. Se pide y se exige perdón sin conciencia de responsabilidad por los males cometidos. La Iglesia pide perdón por si ha cometido algún error durante la Guerra Civil, el Ejército argentino pide perdón por los «excesos cometidos durante el Proceso», es decir la dictadura, la señora de un juez pide perdón por si ha ofendido a alguien sin querer.
Como los católicos que se confiesan y piden perdón por pecados que volverán a cometer al día siguiente, quienes piden perdón lo hacen con sentimiento de autoexculpación, sin esperar a que el ofendido, el dañado, el perjudicado lo conceda o deniegue. Así, el lenguaje del perdón ha sido convertido en un farfullo vacuo que no expresa la toma de conciencia de la culpa y el sincero arrepentimiento que haga posible -y no necesariamente efectiva- la exculpación que el agresor, el asesino, el torturador, el ofensor, etc. solicita. [Ilust. Mundo inmundo, Topor, Editorial Planeta]

lunes, 26 de noviembre de 2007

El guardián de los libros


La invasión usaíta de Iraq en 2003 supuso un duro golpe para la paz y la cultura del mundo. La muerte indiscriminada de civiles, la multiplicación de las acciones terroristas y el uso de la tortura como método de pacificación constituyen desde entonces una tragedia no sólo para los habitantes de Iraq sino para todos los seres humanos de buena voluntad.
Porque si brutales fueron las hordas que finalmente acabaron con el Imperio Romano, más lo son los bárbaros que entraron en Bagdad. Quizás a aquéllos la idea de civilización les fuera ajena, pero no a éstos, que actuaban en nombre de la democracia y por cuenta del país más poderoso del planeta. El moderno y supuestamente civilizado invasor se ha revelado tan degenerado como el régimen baasista que aniquiló, no tanto para salvar a los iraquíes de su iniquidad como para satisfacer sus pretensiones imperiales. Es con este propósito que el invasor usaíta no ha vacilado en arrasar el país, provocar la muerte de miles de personas y destruir el acervo cultural de un país que es cuna de la civilización.
Según afirma Fernando Báez en el desgarrador libro La destrucción cultural de Iraq (Ediciones Flor del Viento/Octaedro), una vez consumada la invasión estadounidense, miles de obras de arte fueron destruidas o robadas del Museo Arqueológico, y lo mismo millones de libros y documentos, entre ellos ejemplares únicos de Las mil y una noches, de Averroes, Avicena, etc., del Archivo Nacional y de la Biblioteca Nacional , cuyo edificio, además, fue reducido a cenizas.
Lo reconfortante es que, entre tanta barbarie, hay seres humanos, como Fernando Báez o Saad Eskander, actual director de la Biblioteca Nacional iraquí, capaces de arriesgar la vida por salvar los restos de un legado cultural que es patrimonio de la humanidad.
Los guardianes de los libros y del conocimiento humano no necesitan armas ni bombas. Su arrojo lleva el escudo de la esperanza. Creen en la vida más allá de la estupidez, la ambición y el sectarismo fundamentalista, ya sea ideológico o religioso. [Ilust. Saad Eskander. Foto El País/Cristóbal Manuel]

viernes, 23 de noviembre de 2007

¡Maurice, Maurice!


El inolvidable Maurice Béjart y el maravilloso Jorge Donn juntos en la más espléndida coreografía para el Bolero, de Maurice Ravel. Aquí con la Ópera Nacional de Bélgica.

jueves, 22 de noviembre de 2007

J.R.J. Confidential


Hay documentos que, por la naturaleza de su contenido, son clasificados como secretos durante cincuenta años. Los ingleses los caratulan con la leyenda For your eyes only [Sólo para sus ojos]. Se supone que los de la reina y del primer ministro.
La Academia Sueca acaba de hacer públicas las actas secretas que recogen el proceso que acabó con la concesión en 1956 del premio Nobel a Juan Ramón Jiménez. Como sucede en muchos casos, estas actas no descubren nada que no se supiera. J.R.J. no fue apoyado por ningún español. Ni de dentro, ni del exilio.
«El mayor de los poetas vivos», como lo define su valedor, Cecil M. Bowra, profesor de la Universidad de Oxford, fue galardonado gracias al empeño de Hjalmar Gullbert. Este académico sueco valoró positivamente la «poesía mística» de J.R.J. no obstante parecerle carente del «ardor» de la poesía machadiana o lorquiana, y el resto de los académicos consideró el oportuno hecho político de que era español a pesar de los españoles. Ahora poco importan estas razones y sinrazones, porque la poesía de J.R.J. en su verdad esencial ha volado siempre más alto que la mezquindad y que las circunstancias. [Poema inédito de Juan Ramón Jiménez, cedido por la familia del poeta a la revista Caravansari, nº 1, Primer semestre, 2006]

martes, 20 de noviembre de 2007

Tiempo y belleza


La naturaleza del tiempo y la belleza es la misma. Materia que se manifiesta y transcurre en el alma humana. Más allá de la conciencia de ser -esa inefable sensación de eternidad que nos descubre en el mundo-, el tiempo y la belleza no existen.
Quizás por esto, el desesperado empeño del ser humano en precisar el instante y fijar las formas, los colores y los sonidos. Latidos de la vida. Momentos que inexorablemente «se perderán como lágrimas en la lluvia», como dice Roy Batty (Rutger Hauer), el replicante de Blade Runner. [Ilust. Anuncio Boutiques Chanel]

sábado, 17 de noviembre de 2007

Contrademocracia


El sociólogo francés Pierre Rosanvallon ha acuñado contrademocracia como nueva voz para definir la acción de vigilancia ejercida por el pueblo elector después de la emisión del voto. Esta acción de control permanente de las acciones de gobierno procede -afirma Rosanvallon- de la desconfianza que inspiran en el ciudadano los actores políticos. Pero si bien esta acción ejercida a través de manifestaciones, firmas de peticiones, ONG, etc., es en origen legítima, conlleva la tentación y el peligro del populismo y la demagogia. Un recurso irresponsable ahora empleado en algunos países por la oposición o por determinados gobernantes que tienden a vaciar de contenido las instituciones del Estado.
Rosanvallón, en una entrevista al diario La Nación de Buenos Aires, dice que este populismo «radicaliza la democracia de vigilancia y de obstaculización» y transforma la crítica en «una estigmatización compulsiva y permanente de los gobernantes hasta convertirlos en una suerte de potencia enemiga». Añade que «esa gente expresa, en forma desordenada y furiosa, el hecho de que han dejado de encontrarle sentido a las cosas y son incapaces de hallar su lugar en el mundo».
¿Es posible –me pregunto- que el Partido Popular, Herri Batasuna, Esquerra Republicana y el Episcopado sean «esa gente» que ha perdido su lugar en la España moderna y se expresa con desorden y furia para desconcierto de los ciudadanos? [Foto El País. Manifestación del PP contra la política antiterrorista del Gobierno socialista]

jueves, 15 de noviembre de 2007

¡¿Por qué no te callas?!


Cuando una persona educada –sea rey o mendigo- estalla con un «cállate» es porque ya se han rebasado los límites de lo tolerable y el exabrupto tiende a instalarse en el monólogo con ínfulas de diálogo. La urbanidad, el respeto a las formas y la consideración del otro constituyen la base fundamental del entendimiento entre los individuos y los pueblos.

Individuos como el señor Chávez no aportan en este sentido un «nuevo lenguaje», como dicen algunos seudo progresistas latinoamericanos, sino que ponen-imponen la verborrea populista y maleducada del lumpen. Del mismo modo que los Aznar, los Rajoy, los Acebes, los Zaplana y los batasunos, Chávez -híbrido de Perón y Castro-, habla para sí mismo y para sus seguidores consagrando un tipo de autismo sectario.

América Latina no necesita telepredicadores verborreicos, sino hombres educados y honestos que sirvan de ejemplo a esa masa de pobres y marginados que caracterizan el paisaje humano del continente. América Latina nacesita hombres justos capaces de crear las condiciones para el trabajo y el bienestar de sus pueblos y de evitar que las fuerzas depredadoras, cualesquiera sean las formas que adopten, no vampiricen las riquezas propias.

Los dirigentes latinoamericanos están en su legítimo derecho de denunciar la neocolonización económica que sufren sus naciones, pero también tienen la obligación de mirar quienes en sus países abren las puertas a las multinacionales, y por qué sus habitantes no pueden o no son capaces de prosperar rentabilizando las riquezas naturales. En el caso de Venezuela, los ingentes ingresos que produce el petróleo parecen no ser suficientes para reducir la pobreza de quienes, precisamente, apoyan al caudillo que les soba la badana.

El Rey no estuvo soberbio espetándole a Chavez «¡¿por qué no te callas?!» (aunque quizás debió decir «¡¿por qué no dejas hablar?!»), sino que fue éste con su conducta barriobajera quién restó dignidad al cargo que ostenta. El presidente Rodríguez Zapatero actuó como un hombre templado y educado no tanto por defender a Aznar, como por exigir respeto en el trato entre iguales. [Ilust. Antonio Tello por Dante Bertini].

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Magos y poetas


Contar la historia de los magos es, en principio, dar cuenta de su poder y de sus prodigios. Pero también es descubrir al lector-niño, tenga éste cinco o noventa años, la fuerza creadora de la fantasía que la imaginación reproduce y proyecta. Siguiendo a Hegel, en este caso lo importante de una historia de magos no radica tanto en el relato más o menos trepidante de sus aventuras, como en un lenguaje poético. Las palabras son la piedra fundamental de un mundo original en el que todo cuanto es y sucede constituye una experiencia única que compromete los sentidos en su plenitud.

El poeta y el mago se asemejan. Ambos crean lo nuevo por obra de su fantasía, pero es la imaginación del lector la que produce el asombro, esa sensación de asomarse a otra dimensión de la realidad. La fantasía y la imaginación son frutos de la inteligencia.[El gran libro de los magos, Antonio Tello - Ilust. Edgar Sicilia- Parramón Ediciones, S.A.]

domingo, 11 de noviembre de 2007

Zahi Hawass y los tesoros del faraón


Zahi Hawass, Secretario del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto y uno de los más prestigiosos egiptólogos del mundo, es el responsable de que la momia de Tutankamón se exhiba en el Valle de los Reyes. Este Indiana Jones egipcio viene llevando a cabo una extraordinaria labor de investigación patrocinada por el gobierno de su país con el apoyo del National Geographic, que ha fructificado en nuevos e importantísimos descubrimiento de tesoros de la época faraónica. Pero Zahi Hawass, al igual que lo hiciera en su momento la entonces ministra de cultura griega, Melina Mercouri, se ha convertido en el portavoz de quienes legítimamente reclaman a los europeos la devolución de los tesoros que exhiben en sus museos. Zahid Hawass ha pedido a los británicos que devuelvan, entre otras cosas, la famosa piedra de Rosseta «si quieren recuperar su reputación».
Miembros del Foro de Marinos Mercantes españoles impulsan una campaña de recogida de firmas para apoyar la candidatura del doctor Zahi Hawass al premio Príncipe de Asturias de Investigación Técnica y Científica 2008. [Piedra de Rosseta, British Museum]

viernes, 9 de noviembre de 2007

¡Usaítas!


En el origen de toda violencia late el irracional deseo de aniquilación del oponente, la oscura idea de negación del otro. Los antiguos códigos de leyes –también los modernos códigos penales- y los libros sagrados son un intento cultural de regular esta tendencia de las sociedades humanas y de darle un sentido superior. Un sentido que se traduce en conceptos como dios, patria, nación, estado e incluso justicia y libertad, que, en nombre de la convivencia y la paz, mitifican y justifican las guerras, las cruzadas y el terror.
Dentro de este patrón ideológico que ha prevalecido a lo largo de la historia, la tortura ha sido y es uno de los más aberrantes instrumentos de violencia utilizados por algunos pueblos o grupos de poder, que no sólo procuran la aniquilación física del otro, sino también su humillación y quiebra moral. En el mundo occidental, el uso sistemático de la tortura en la era moderna puede convenirse que se institucionalizó desde que los nazis la aplicaron durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército francés hiciera lo propio en Indochina y Argelia, y Estados Unidos la adoptara como arma imprescindible de la guerra fría.
De los centros de tortura usaítas, el más famoso de los cuales ha sido la Escuela de las Américas – actual Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica-, han egresado miles de torturadores que han nutrido los ejércitos y policías latinoamericanos y los cuerpos especiales del ejército y empresas mercenarias estadounidenses. Los ejemplos de Abu Ghraib y Guantánamo nos muestran la impudicia del horror –la humillación de la víctima y la bajeza moral del verdugo-, pero la defensa política y hasta jurídica de su necesidad como mal menor para combatir el terrorismo, manifiesta el grado de perversión ética de sus ideólogos. Por esto, cuando la impunidad del poder y la indiferencia social amenazan con naturalizar el mal como estilo de vida, la responsabilidad civil del artista es recordar a los ciudadanos qué significa ser humano. [Tríptico de Fernando Botero. Exposición en el Museum of Art of American University, Washington DC, noviembre-diciembre 2007]

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Salvar el planeta (y II)


La actuación incontrolada del hombre no sólo tiene efectos negativos sobre su entorno físico poniendo en peligro la vida del planeta, sino también sobre los ámbitos de su producción intelectual. En este contexto, la Literatura como forma de exploración e interrogación de la realidad y la condición humanas sufre los excesos de la polución industrial.
El libro, en tanto que genuino producto de la industria editorial, ha devenido materia de consumo sujeta a las exigencias del público consumidor. El problema, no obstante, no radica en la producción de una literatura de consumo como sostén de un sector importante de la economía, sino en la política exclusivamente mercantilista de los grandes consorcios editoriales que confunde, contamina y pervierte la concepción de la Literatura como creación artística.
La devaluación de esta rama del Arte ha provocado un peligroso agujero en su capa de ozono, al punto de connotar peyorativamente la palabra literatura. Así, para muchos editores, «literario» es sinónimo vergonzante de «no comercial» y, por tanto, motivo de rechazo de no pocos libros que van, o intentar ir, más allá de la crónica o el mero divertimento.
Seguramente, la denuncia de la degradación del ecosistema de la Literatura no resultará una «verdad tan incómoda» como la otra para la mayoría -ecologistas incluidos-, pero no me cabe duda de la absoluta necesidad de llamar la atención sobre los peligros que entraña para el espíritu. [Foto del autor]

martes, 6 de noviembre de 2007

Rudolf I de Soria

«…¡Campos de Soria, / donde parece que las rocas sueñan,/ conmigo vais! ¡Colinas plateadas / grises alcores, cárdenas roquedas!», dicen los versos de Antonio Machado que el fotógrafo suizo Rudolf Meyer hace suyos con la cámara. Ésta retrata lo que percibe su alma. El latido del tiempo en el cúmulo de nubes y la historia petrificada en esas atalayas que, como la de Uxama, se alzan con pretensión de cenotafios de miradas que aún otean horizontes de inacabables guerras. Aquí, minúscula bajo el enorme peso de un cielo agrario, la torre parece contener en su cilíndrica oquedad el implacable paso de las legiones romanas sobre la ciudad arévaca, el trajinar germánico de los visigodos, el ulular de las algaras musulmanas y hasta el vozarrón castellano del conde Gonzalo Téllez. Este gobierno del tiempo y el eco sobre los campos sorianos, quizás debiera coronar al fotógrafo con el nombre de Rudolf I de Soria. [Foto: Atalaya de Uxama (Soria), de Rudolf Meyer].

lunes, 5 de noviembre de 2007

Salvar el planeta (1)




Que el mundo fue y será una porquería / ya lo sé…(¡En el quinientos seis / y en el dos mil también!) reza la letra de Cambalache, un tango cuyo pesimismo no comparto, sin que esto quiera significar que creo que el mundo fue y será un paraíso o que lo fue en el pasado y que ya no lo es. Lo que esta letra de Enrique Santos Discépolo expresa con extremo derrotismo es una « verdad incómoda ». Podría decir que por los años treinta, cuando el mundo vivía una de sus primeras crisis globalizadas, Discépolo era un ecologista del ánimo, mientras que hoy Al Gore es un ecologista de la política, cuyo tango tiene la naturaleza del videoclip. Quizás esta es la diferencia entre el mundo de uno y el planeta de otro. En cualquier caso ambos llaman la atención sobre esa «maldad insolente» que corrompe la conducta humana y, consecuentemente, nuestro hábitat. Aunque haya quienes compartan la postura derrotista de Discépolo o la pasatista del primo de Mariano Rajoy, se hace imprescindible, como pide Al Gore, un compromiso activo de gobiernos y ciudadanos para reciclar nuestra responsabilidad, sanear las malas conductas sociales y salvar el mundo y el planeta. Devolverles la temperatura ideal para la vida. [Foto retocada del planeta azul]

sábado, 3 de noviembre de 2007

El beso de Brancusi

Si una obra de arte -literaria, plástica, escultórica- apunta a la esencialidad, el campo significativo dibuja un amplio horizonte de sensaciones e interpretaciones que dialogan con las emociones, ideas, experiencias, estados de ánimo, etc., del lector/espectador. ¿Cuántas lecturas tiene El Quijote, de Cervantes? ¿Cuántas visiones tiene Las meninas, de Velázquez? ¿Cuántas o qué tipo de emociones provoca El hombre caminando, de Giacometti?.


Cuando Gretel Broyn me dice que su idea al hacer la serie de Nudos era «más lírica, el punto donde confluyen los puntos», que mi interpretación de su obra como una metáfora de la angustia cotidiana, saca a la luz el diálogo secreto entre el fruto de su creación y el espíritu de un espectador.


El beso, de Constantin Brancusi, trata antes del abrazo de un hombre y una mujer que del amor o del sexo. La belleza de esta escultura, en la que los personajes son dos individualidades que forman el bloque pétreo, radica para mí en que el abrazo ha sido despojado de esa sentimentalidad romántica que, en la sociedad occidental, corrompe el vínculo amoroso convirtiendo a los amantes en propietarios el uno del otro. Aquí, ambos se abrazan desnudos, entregados, según la forma en que se rodean con sus brazos y la simetría de sus perfiles, a una unión tan serena como libre. Estoy seguro de que el escultor rumano, cuando en 1916 empezó a trabajar en esta escultura [en 1907 ya había esculpido otra similar] estaba más preocupado por la forma, los volúmenes y la textura, que por cualquier otra cosa. Lo que quiero decir es que, independientemente de las intenciones artísticas del autor, El beso entabló un diálogo conmigo que me produjo (me produce) un intenso placer estético y enriqueció mi biografía espiritual. Esta escultura está en el origen del verso con el que abro el poemario O las estaciones: «El abrazo es el escudo de los amantes».
[El beso, de Constantin Brancusi, 1916. Philadelphia Museum of Art]

viernes, 2 de noviembre de 2007

El nudo de Broyn


Mi amiga Gretel Broyn me cuenta que está trabajando en una serie de nudos concebidos por ella «como puntos donde confluyen todos los puntos». Sin embargo, en estos nudos es posible percibir una dramática serie sobre la angustia cotidiana causada por todo aquello -la incomunicación, la guerra, la indiferencia, la violencia, la estupidez, etc.- que hace que, apenas nos levantamos cada mañana, sintamos un nudo en el pecho que no nos deja respirar. Incluso pienso en esa soga, cubierta de hilos y musgo, que anuda el sueño y lo convierte en pesadilla.

El regalo de Mario

Contra la desesperanza

Contra la desesperanza levanto el vaso de Job,
La palabra en su corola de sangre que no abjura,
La obstinada presencia de la luz en la piedra tibia,
Para el que padece aún en la celda de su incomprensión,
Para el que tiene sed de fábulas marinas,
Y come, con el magro pan de la razón,
Las falsas hazañas que le venden.

Levanto el vaso de Job, incluso herido, traicionado,
Apestado, desposeído, sarnoso,
Levanto el vaso de Job y veo, por transparencia,
La semilla del fuego de la vida germinando
En el imposible páramo de la muerte,
Para el que gime y no sabe que existen consuelos,
Para que el que cree que sólo vuelan el azote y la culpa,
Mi vino procede de las celestes bodegas de la dicha,
Un sol de ancha sonrisa doró sus ondas
Y en cubas de constancia giró su alcohol.
De manos mejores que las mías lo recibí en herencia.
Contra la desesperanza digo que tú permaneces,
Maestro de constelaciones y elipses.
[El poema y la acuarela son del poeta Mario Satz]

Comunidad de infames

No se equivocaba Kafka al describirlos [ver su segundo relato]. Estos hijos de la discordia -los Rajoy, Acebes, Zaplana, Aguirre, Aznar y demás- insisten en hacer realidad la aspiración de la mentira a convertirse en verdad. Por esto, emulando a ese soberbio infame que fue Goebbels, la repiten y la repiten hasta la saciedad. Siembran infundios, niegan las evidencias, cuestionan las instituciones, contaminan la convivencia, se apropian indebidamente de los símbolos nacionales, insultan y roban sin desmayo.
Mientras se presentan como adalides de la ética y el progreso, la retrógrada voz de los infames, de los hijos de la gran discordia, no es propicia para el habla, sino para graznido o rebuzno. Y así, al graznar y al rebuznar, proyectan sobre los otros sus propias miserias morales jaleados por sus corifeos y sus obispos. Ah, éstos, los obispos. Infames zánganos del avispero, hijos de huevos infecundos, tan ocupados en aguijonear a sus acólitos y dispensarles bendiciones al tiempo que sus lozanas obreras gimotean por el aire su veneno.
La comunidad de infames cree que golpeándose el tambor del pecho ganará el cielo, pero cuando los infames den en éste el aldabonazo para entrar, como dice Kafka, «caerán en picado como bloques de hormigón». Por mi parte, como no creo en los paraísos celestiales, espero que eso suceda mucho antes. Por el propio peso de la infamia.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Kafka



[Picar sobre las páginas para leer] [Cuentos completos de Franz Kafka, Edit. Valdemar, trad. José Rafael Hernández Arias]

Vísperas del día de difuntos

En vísperas del día de todos los santos [católicos], la Iglesia de Roma beatifica a más de tres centenares de curas asesinados por el bando republicano durante la Guerra Civil española. Con su política sesgada y sectaria, la Iglesia ha olvidado a los curas asesinados por los franquistas, porque «nadie pidió por ellos», según dijo un obispo [¿macho de la avispa?] que también reza por el Rey. Me pregunto si mañana, cuando se beatifique al cura Christian von Wernich, condenado en Argentina a cadena perpetua, por su implicación en torturas y asesinatos cometidos por la dictadura de ese país, alguien se acordará de pedir por la santificación de monseñor Enrique Angelelli, obispo de la Rioja, y por otros curas asesinados por los militares.


Hoy el día ha amanecido diáfano, la temperatura es agradable y un perfume de castañas asadas impregna el aire. Sin embargo, hay en las calles un silencio hondo, como si en el día de los santos todos los muertos nos hicieran sentir su inolvidada ausencia. [Ilust. distorsión gráfica de Don Quijote, José Guadalupe Posada].

Terceros en discordia


Vuelvo a la escena del tren en la que un energúmeno xenófobo golpea a una chica inmigrada [inmigrante es cuando está de paso y no cuando es residente], y un muchacho permanece impasible. ¿Realmente permanece impasible? Muchos desde la comodidad que da la distancia establecida por el ojo de la cámara se han apresurado a tachar su actitud de cobarde.

Un día de 1975, en Río Cuarto, ciudad argentina de la provincia de Córdoba, diez personas fueron amenazadas de muerte por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). De esta terrible lista, algunos marcharon al exilio y otros decidieron quedarse. La amenza se cumplió y pocos se salvaron de ser asesinados ante la pasividad e indiferencia de toda la ciudad. ¿Son cobardes todos los habitantes de este pueblo?
Creo que los juicios de valor han de hacerse desde la consideración de las circunstancias. No es lo mismo la denegación de auxilio por indiferencia, como el ciudadano que pasa de largo ante otro caído o que atropella a alguien y huye, que la causada por la parálisis del miedo. Hemos de pensar que a la mayoría de las personas la educan para convivir. La violencia y el terror son latidos de discordia en el corazón humano. [Herida, cuadro de Feli Manero, de la exposición Traslacions dedicada a Sílabas de arena]

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

El confinamiento obligado por la pandemia que azota al mundo obliga más que nunca a apelar a la responsabilidad. Los medios de comunicación...